Mientras Petro le pone fecha al supuesto golpe de Estado del que sería víctima, el verdadero golpe es el que les asesta a los trabajadores en general y, en particular, al magisterio al destruir su sistema de salud convirtiendo el derecho en un negocio.
Desde el Plan Nacional de Desarrollo, como lo advirtió el Periódico SOBERANÍA, se convertía al Fomag en una empresa industrial y comercial del Estado, y se servían en bandeja los billones aportados por los maestros a negociantes beneficiarios, al cumplirse 23 años después el sueño de Alberto Alesina, de “romperle la espalda” a Fecode.
A este garrotazo histórico a 800.000 docentes, pensionados y familiares deben sumarse otras medidas reaccionarias, tomadas en claro acatamiento a Estados Unidos, a la OCDE, al FMI y al Banco Mundial, como la reforma pensional, que mejora el negocio de los fondos privados a cambio de subsidios de hambre, que con engaño llaman “pensión” y del deterioro de la futura mesada de jubilación a dos millones de afiliados; como la reforma laboral en trámite, una criatura del TLC; y como la reforma a la salud, cuyo experimento es el nefasto régimen impuesto a maestros y maestras.
También se debe destacar la ignominiosa concreción de una OTAN amazónica, fletada con helicópteros gringos; la base de la DEA en Gorgona; el hundimiento de Ecopetrol, al que con razones “verdes” se le prohíbe explorar y explotar nuevos yacimientos; el “gasolinazo”, ordenado por el FMI, que impone precios de importación a los combustibles, cuando Colombia es autosuficiente, y la reforma tributaria de 2022 que arrasó con el ahorro nacional e impuso IVA del 19 % a cerca de 150 bienes de la canasta familiar.
Estas políticas y otras más, junto con la escandalosa corrupción de la “rosca” palaciega, que otrora hubieran producido la más feroz oposición de la CUT, de Fecode y demás organizaciones, en la más inexplicable felonía se llama a ser respaldadas con la movilización, adobada con que quienes se opongan, o fraguan un derrocamiento de Petro o pertenecen a facciones de extrema derecha.
Desaparecieron de los pronunciamientos sindicales las acertadas consignas de defensa de la soberanía nacional o los consecuentes rechazos a las bases militares, al Alca y a los TLC, y fueron canjeadas por canonjías, burocracias, contratos, “cooperación” de agencias internacionales y un portafolio inmenso de prebendas.
De esa forma se causa el desarme ideológico de las bases sindicales y del pueblo y se busca neutralizar la firmeza de organizaciones que por años se enfrentaron a los intereses imperialistas.
Colombia Soberana no marchará este jueves 19 de septiembre, seguirá enarbolando la enseña patriótica, bregando a conformar un amplio frente de resistencia civil frente al gobierno progringo de Petro, que contenga la destrucción del país, e invocando a no cejar en el empeño de alcanzar la soberanía plena, la prosperidad general y una auténtica democracia.
Colombia Soberana.
18 de septiembre de 2024.
