La profundización de la pérdida sistemática de la soberanía nacional en la cual está embarcada el gobierno de Gustavo Petro prosigue su curso con el montaje mediático de la cumbre sobre el ambiente y la biodiversidad, COP16, donde las grandes financieras y transnacionales, así como los países más poderosos, encabezados por Estados Unidos, determinan las políticas sobre el devenir y control de las riquezas naturales y su propiedad intelectual.
Se ratifican las pretensiones de control geoestratégico y militarización estadounidense sobre el territorio nacional con el proyecto, aún vigente, para construir una instalación militar en el Parque Nacional Natural Isla Gorgona, paradójicamente promovida con orgullo por el Gobierno Nacional como ejemplo de conservación, pese a su amenaza de afectarla de manera irreparable con el mencionado proyecto. Las bases para el control de Washington de la amazonia en Leticia y la proyectada antinarcóticos en Pereira, financiadas por ese mismo gobierno extranjero, son elementos adicionales a esta contradicción.
¨Paz con la naturaleza” es quizás el lema más contradictorio que haya tenido cualquiera de las COP de Biodiversidad. En cambio, lo que se ha evidenciado es un progresivo escalamiento de los enfrentamientos armados y el debilitamiento que ha sufrido la integridad territorial de Colombia durante el actual periodo de gobierno, por cuenta de la presencia de grupos armados ilegales en alrededor de 547 municipios del país, que equivalen al 49,5 % del territorio nacional. A lo que se suma los diferentes proyectos de desintegración y los de manejos autónomos de los territorios por diferentes entidades territoriales o grupos poblacionales que no cuentan ni con los recursos, la organización o el conocimiento para implementar las políticas y, mucho menos, para negociar con los grandes grupos financieros, farmacéuticos o con los gobiernos que los encabezan.
La presencia de fuerza pública extranjera para garantizar la seguridad del evento es evidencia de este sombrío panorama y refleja una situación de debilidad para garantizar la paz que tanto se anuncia. El elemento militar y la entrega del territorio se han convertido en los medios predominantes para defender el medio ambiente en Colombia.
Respecto a la realización de la COP16 de Biodiversidad en Cali, el Partido Colombia Soberana se permite exponer a la opinión pública los siguientes elementos para evaluar los previsibles resultados perjudiciales que de esta cumbre se derivan para Colombia y las políticas ambientales mundiales:
La COP16 no busca resolver la biopiratería y acceso a recursos naturales genéticos
Las empresas de países poderosos, especialmente del sector farmacéutico y biotecnológico y agrícola, se han beneficiado de manera desproporcionada del acceso a los recursos genéticos de países débiles y biodiversos, en una relación asimétrica que se profundiza con el modelo extractivista, del mismo tipo de la minería, aplicado el sector ambiental. La COP16 no abordará una solución a ello y, al contrario, mantendrá y reforzará las políticas que benefician a quienes ya de hecho determinan y controlan esta problemática.
Existe una innegable influencia corporativa en las negociaciones y en el contenido de la declaración final de este evento
El lobby corporativo llevará a la adopción de medidas que seguirán favoreciendo el lucro desmedido de las grandes transnacionales por encima de la conservación de la biodiversidad, de la soberanía y los derechos de los colombianos y demás países dependientes. Los principales fondos de capital financiero del mundo como Black Rock y Vanguard son propietarios de entre el 20 y 30 % de las gigantescas empresas que se benefician de la llamada economía verde, y de la transición energética en los sectores de energía solar, eólica y la basada en el hidrógeno verde. ¿Sabe Colombia y el mundo qué influencia tendrán en el desarrollo y conclusiones de La COP16?
No sobra recordar el vínculo laboral que tuvo durante 5 años la Ministra de Ambiente Susanna Muhammad con la petrolera Shell, acusada en múltiples países del sur global y en especial en el Delta del río Niger de crímenes ambientales, explotación y violaciones a de los derechos laborales, discriminación, y lavado verde.
Basta analizar cómo ha sido la política de transición energética del Gobierno Petro, para entender que en materia de biodiversidad primará la lógica de los negocios, en concreto, del capitalismo financiero. La COP16 antes que solucionarles problemas a los colombianos, buscará consolidar nuevos nichos de mercado para el gran capital, en negocios como proyectos ecoturísticos, farmacéutica y oferta de soluciones de crédito especialmente diseñado para economías pobres, reduciendo progresivamente el déficit de financiación de la biodiversidad que se estima en $700 mil millones de dólares anuales (Ver objetivo D del convenio). Se trata en últimas de la forma que adopta la conservación de la biodiversidad en tiempos del capitalismo financiero.
La COP16 tiene un énfasis en soluciones basadas en mecanismos de mercado, que ponen el lucro por encima de los intereses de los países, las comunidades y el manejo soberano de los recursos ambientales mundiales
Los balances de las anteriores COP de Biodiversidad dejan clara la forma en la que estos eventos se centran en los mecanismos de mercado, como los pagos por servicios ambientales, y el gran negocio de los bonos de carbono que mercantilizan la naturaleza y no abordar las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad. Colombia y los países del sur global deben exigir, no sólo una mayor regulación de estos instrumentos financieros que se han convertido en punta de lanza de la extracción de riqueza a costa del saqueo de las regiones megadiversas y coartada para la pérdida del manejo soberano de sus riquezas y territorio, sino de que el asunto ambiental y de la biodiversidad no se convierta en un nuevo nicho de negocios dominado por estos pulpos mundiales. Allí la situación de las comunidades en lugar de mejorar, empeora.
El objetivo central de la COP16 es el seguimiento al cumplimiento del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, adoptado en la COP15 de Montreal de 2022 (Zero, Universidad Externado de Colombia, 2024). En dicho documento, alineado con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, de clara orientación neoliberal (ver sección D del Convenio sobre la Biodiversidad Biológica), se establece, como estrategia medular para la protección de la biodiversidad, el aumento sustancial de áreas protegidas para 2050 (objetivo A del Convenio) que en la práctica, se podrá traducir, teniendo en cuenta el carácter antinacional de Gustavo Petro, en la entrega del territorio a intereses foráneos y la presencia de tropas extranjeras.
Colombia debe centrarse en medidas de mitigación y adaptación
Colombia no debe plegarse al recetario neoliberal que promueve mecanismos globales de transición y debe centrarse en medidas de política pública encaminadas hacia la mitigación y la adaptación, para moderar los impactos de los eventos climáticos extremos que caracterizan a la actual crisis climática. Hay que reiterar que Colombia no hace parte del grupo de las naciones más contaminantes del planeta y debe evitar el desmonte de su autosuficiencia en materia energética, con la manipulación del discurso ambiental encaminada a la destrucción de la producción nacional con la consecuente desaparición de cientos de miles de empleos que el petróleo y el gas natural le aportan a la economía nacional.
La escasez de gas actual son ejemplo de que el único beneficiario de la pérdida de nuestra soberanía energética será Estados Unidos de Norteamérica, que la suplirá con sus propias exportaciones, o de las que controla, a nuestro país.
Los resultados de las anteriores COP de biodiversidad permiten advertir, ante la innegable desigualdad en el poder de negociación, que quienes acaban por determinar las políticas son las grandes potencias y, en lo fundamental, deciden las agendas y, así, los diálogos y documentos que allí se trabajan no reflejarán las necesidades e intereses de los países débiles como Colombia. Ya está claro que el gran capital financiero es el principal ganador de la “economía verde” y no cabe duda de que las perdedoras serán las naciones en estado de dependencia y toda la población mundial.
Como lo ha anunciado el Comité Salvemos Gorgona en sus comunicados públicos y también el Periódico SOBERANÍA en varios de sus editoriales, nos oponemos al aprovechamiento de la conservación de la biodiversidad como una herramienta para promover intereses geopolíticos extranjeros en el control de recursos estratégicos y en la expansión de la influencia militar de EE. UU. en la región.
Invitamos a la más amplia unidad de todos los sectores sociales para evitar la destrucción de los elementos fundamentales de la nación colombiana, como lo son la soberanía territorial, ambiental y energética, por los que debemos seguir luchando para que beneficien a sus legítimos destinatarios, la ciudadanía colombiana, y por la defensa de estos mismos principios en las demás regiones del orbe que sufren la expoliación del manejo soberano de sus recursos.