Hoy se conmemoran 26 años de la partida de Francisco Mosquera, uno de los santandereanos más prominentes de todos los tiempos. Nacido en Cepitá, en la mitad del portentoso cañón del Chicamocha, cuando este municipio todavía hacía parte de Piedecuesta en 1941.
Dedicó su vida a la titánica labor de construir y esclarecer una estrategia y una táctica adecuadas para lograr los cambios que Colombia necesita para ser una verdadera nación libre, soberana y democrática.
Mosquera estudió e identificó las telarañas ideológicas y tácticas que impiden avanzar hacia las transformaciones reales. Con su pluma y su accionar político demostró que para que el país salga del letargo y la sumisión en la que se encuentra, necesita una coalición, una convergencia o un frente único, como él lo llamaba, donde quepa la enorme mayoría del país: trabajadores, empresarios, estudiantes, profesionales, agricultores, informales, en fin, todos los sectores y clases sociales que sin distingo de raza, sexo, religión o filiación política estén a favor del desarrollo nacional y en defensa de los intereses del país ante las pretensiones de las potencias extranjeras, especialmente de Estados Unidos.
Se trata de lograr una política nacional y democrática que estamos en mora de consolidar para que podamos dar otro segundo y definitivo grito de independencia.
Columna de opinión tomada de El Espectador blogs.
Publicada el 1 de agosto de 2020.
