En pocos días, el Banco Mundial (BM) habrá logrado lo impensable. Colombia implementará el sistema pensional de pilares, sin una sola expresión de protesta por parte de las centrales sindicales. Por el contrario, exigen al Congreso que se apruebe. Toda una novedad, dado que es una iniciativa para favorecer al sistema financiero, en detrimento de los derechos de los trabajadores y que intensificará las inicuas condiciones en materia pensional. Con el modelo de pilares se alinea el sistema pensional a las condiciones de país sin estructura productiva sólida, sin pleno empleo y con inversión pública cada vez más exigua.
Luego de tres décadas de apertura económica neoliberal, solo el 42 % de la fuerza laboral está cotizando y el 35 % en edad de pensión goza de una mesada. Un panorama condicionado por el atraso productivo y el desempleo crónico que lastra a Colombia. Ramas claves del agro y de la industria, desarrolladas desde la segunda mitad del siglo XX, están en vía de extinción por cuenta del proceso aperturista.
Mientras tanto, el sistema financiero acumula jugosas ganancias con ahorros pensionales y con las cesantías. Los fondos privados, grandes ganadores de la Ley 100, tienen cautivos el 74 % de los afiliados al sistema pensional, el 71 % de los cotizantes y el 13 % de los pensionados. El stock que supera los $420 billones de pesos, un volumen que le permite mover el 17 % de las operaciones diarias de la Bolsa de Valores. Y con Petro ganan más.
La mayoría de centrales sindicales y organizaciones sociales, por años defendieron un sistema pensional público, con financiación tripartita y el régimen de prima media. Sin embargo, la contrarreforma aprobada ya en el Senado “elimina lo mejor de los dos regímenes de Ley 100 y profundiza lo peor de ambos”. Si recibe el apoyo de la Central Unitaria de los Trabajadores (CUT), por ejemplo, no es porque represente su ideario, sino porque a la mayoría de su dirección la comprometieron, con burocracia.
El diablo está en los detalles
Aunque el gobierno y sus escuderos usen discursos melifluos, la letra menuda del articulado aprobado revela su verdadera naturaleza antipopular. Algunos detalles:
- La población del Pilar I y II no van a disfrutar de pensión. Esto significa que la renta básica solidaria (Pilar I) y la renta vitalicia (Pilar II) en cualquier momento podrán ser congeladas, menguadas, eliminadas o reducido el volumen de beneficios mediante cambios en los criterios de focalización al son del respeto a la sacrosanta regla fiscal. Y cuidado, elevan la edad; a 60 años para mujeres y 65 años para hombres (Art. 17, parágrafo 1; Art. 18, parágrafo 4).
- Los fondos privados grandes ganadores. Será obligatorio cotizar a las Administradoras de Fondos de Pensiones y de Cesantía (AFP) a partir de 2,3 salarios mínimos. Una jugada a dos bandas. Fortalece el stock de los fondos y restringen la inversión del Estado en subsidios al régimen de prima media (Art. 24). Los trabajadores serán los grandes perdedores. Alimentarán la voracidad del sistema financiero con el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad (RAIS), que paga menores mesadas, mientras pierden la cobertura de los subsidios.
- Aumentan la comisión para las AFP (Art. 23). Una garantía de Petro para Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, el magnate del Grupo Aval.
- Incrementan en 33 % el aporte adicional, al fondo de solidaridad, para ingresos mayores a cuatro y menos de siete salarios, pasando de 1 a 1.5 % (Art. 20). Crean nueva escala para aporte adicional [siete a menos de once (2.5 %) y once menos de diecinueve (2.8 %)].
- Aumentan en 71 % el aporte adicional para ingresos mayores a diecinueve salariosy en 67 % para mayores de veinte (Art. 20).
- Elimina el derecho de servidores públicos a mantener actividad una vez cumplida la edad y las semanas cotizadas (Art. 10).
- Ajustan en cotizaciones a pensión para ingresos menores al mínimo y periodos laborados menores a 30 días (Art. 27). Es cacería de los trabajadores del rebusque y una gabela patronal para la modalidad incluida en la reforma laboral de “trabajadores a tiempo parcial”. Bajo esta figura aseguran que las microempresas puedan pagar seguridad social para ingresos menores al mínimo y menos de 30 días laborados. Será la suerte de trabajadores de plataformas, contrato agropecuario, entre otros.
Ningún gobierno del periodo neoliberal había logrado tal cosa y menos con el decidido respaldo sindical. Por eso resulta clave que los trabajadores comprendan:
- Los grupos financieros acrecentarán riqueza con los ahorros de los trabajadores.
- El Estado se exime, cada vez más, de concurrir con la financiación del sistema público.
- Se avanza hacia un modelo de pensión con mesada de salario mínimo.
- Presiona el aumento de la edad para pensionarse.
- Avanza hacia la “formalización” por lo bajo, incluyendo a los trabajadores del rebusque.
- Pone en cuidados intensivos el régimen de prima media y a Colpensiones.
- El modelo de pilares es la armonización del sistema pensional a un modelo de país sin fuerzas productivas de vanguardia como fundamento del pleno empleo y precondición de un robusto sistema público pensional.
El gobierno Petro pone tierra entre los trabajadores y el derecho universal a la pensión. Con ello, grandes dolores se ciernen sobre la vida de la clase trabajadora colombiana y portentosas expresiones de resistencia civil serán necesarias para reparar este daño, uno más en la larga lista de ultrajes a la nación.