Colombia es un país de pocas oportunidades laborales, tanto para quienes tienen formación básica como para quienes tienen la posibilidad de formarse a nivel profesional. En este entorno, estudiar para obtener mejores oportunidades, continúa siendo un ejercicio con un margen notable de incertidumbre.
El proceso de formación profesional después del bachillerato, está condicionado por una serie de factores que no le permite a un porcentaje importante culminarlo, presenta niveles de deserción con un promedio superior al 30 % por cohorte luego de 10 semestres, y de 50 % luego de 15 semestres, cifras que poco mejoran con el pasar de los años.
Ahora bien, cuando un estudiante termina su pregrado, debe enfrentarse a una de las tasas de desempleo para jóvenes más altas del mundo, que en ocasiones dobla la tasa de desempleo nacional, además de soportar las insulsas narrativas mercantiles vociferando que la formación en la que se invirtieron tantos años, no vale nada si no tienes un posgrado, como si los títulos de pregrado, técnicos o tecnológicos, vinieran dentro de un paquete de mecato.
Si bien una persona puede tomar la gran decisión de hacer un posgrado, deberá asumir unos costos por semestre que generalmente van desde $6 millones hasta superiores a los $15 millones según su área de formación y la institución educativa, es decir, además de los requisitos académicos exigidos, también hay que disponer de una tarifa monetaria que legalice el conocimiento adquirido. El costo para cualificarse es una certeza, la recuperación de la inversión a veces es difusa.
Según análisis del Centro de Estudios Económicos – ANIF, en años recientes, las personas con formación profesional o posgrado no están excluidas del mercado, pero un porcentaje destacado de participación lo tienen el grupo con formación bachiller o sin su culminación, así como la población con formación técnica o tecnológica que han venido aumentando su demanda. Los profesionales tienen una participación superior al 20 %, la población con maestría o especialización representan alrededor del 4 % y los profesionales con doctorado son menores al 0,5 %.
En cuanto a la parte salarial, un grueso gana entre $1´000,0000 y $1´500,000 mensual (35 % aproximadamente) y el 90 % de los trabajadores ganan un salario igual o inferior a $3´000,000, cifras que demuestran por qué el país está en el grupo de naciones con muy bajos salarios, producto de la imposición de políticas que no han permitido tener autonomía en pro de su desarrollo y la generación de riqueza.
Finalmente, este escenario seguirá profundizándose, si bien en algunos sectores como la salud o la educación sus profesionales tienen ciertas garantías salariales, en el apestado sistema laboral del país reina la incertidumbre de la informalidad, y también los salarios que no dignifican a los trabajadores. El sistema continuará enfermo, dado que, con las reformas del gobierno de Gustavo Petro, como la reforma laboral o la pensional, en esencia medidas rapiñas de entidades extranjeras como el Fondo Monetario Internacional o asimismo el colonizador Tratado de Libre Comercio (TLC) impuesto por EE. UU. y avalado desde los gobiernos de Álvaro Uribe hasta el actual, se perpetúa el atraso del país. Se necesitará entonces de proyectos políticos a largo plazo que cambien este panorama que defensores y beneficiarios, presentan como envidiable e inmodificable. Debemos bregar por algo diferente.
Columna de opinión tomada de El Diario —el periódico de Pereira—.
Publicada el 5 de mayo de 2025.
Referencias
https://www.larepublica.co/analisis/anif-3478852/analisis-de-vacantes-en-colombia-parte-i-3690179
https://www.anif.com.co/wp-content/uploads/2024/07/anif-informe-empleo-ii-2024-1.pdf
https://www.eltiempo.com/vida/educacion/universidades-con-los-posgrados-mas-costosos-en-2022-701873