Colombia con Petro, punta de lanza regional del reformismo neocolonial al servicio de Washington.
La contradicción principal es entre Estados Unidos en declive y el resto del mundo
En cada periodo de la historia de la sociedad humana, en el transcurso de los diferentes modos de producción, la civilización ha visto cómo pueblos o naciones imponen su fuerza e intereses sobre otros. Con la excepción de algunas etapas, esos imperios o reinos poderosos, han sometido y determinado la vida y el porvenir de los más débiles.
A finales del siglo XIX y en los albores del siglo XX, el capitalismo inicial de libre competencia, fruto de las crisis que le son propias por la competencia y la superproducción, condujo a la concentración paulatina de los mercados hasta la fusión de los capitales industriales y bancarios, configurando el monopolio financiero en una fase superior.
En ese “paso del capitalismo a la fase de capitalismo monopolista, al capital financiero”1, la enorme producción de mercancías que “sigue reinando como antes y siendo considerada como la base de toda economía, en realidad se halla ya quebrantada y las ganancias principales van a parar a los ‘genios’ de las maquinaciones financieras”, también se desata “el ‘auge’ de las conquistas coloniales”2, y recrudece la rapiña por las más importantes fuentes de materias primas y de energía, conducente a “la exacerbación de la lucha por el reparto del mundo”. Con ese fin, el capital financiero -en continuo crecimiento- no encuentra inconveniente en pasar a una posesión más ‘pacífica’ de colonias, pero, si las circunstancias lo impelen, tampoco titubea en recurrir a guerras e invasiones.
Tras las dos grandes guerras mundiales del siglo pasado, Estados Unidos cimentó su hegemonismo mundial con un enorme aparato militar; amarró la economía, las finanzas y la producción, con el dólar americano como patrón moneda; implantó una cultura servil y se aseguró la dominación política en decenas de países, mediante administraciones títeres, promovidas y en algunos casos impuestas desde la Oficina Oval en la Casa Blanca.
Desde su fundación, según el Servicio de Investigación del Congreso, EEUU ha sido responsable de 469 intervenciones militares en el extranjero, incluyendo 251 a partir de 1991, al finalizar la Guerra Fría hasta 2022. Cuando comenzó “la hegemonía unipolar de Estados Unidos, el número de intervenciones militares de Washington en el extranjero aumentó sustancialmente3” y luego “del 11 de septiembre de 2001 es responsable de 4.5 millones de muertes”4. Tras un largo historial de intervenciones militares, Estados Unidos tiene en más de 80 países “750 bases militares en el extranjero y continúa construyendo otras para rodear a China”5. En América Latina, con la política del “gran garrote” de Theodore Roosevelt a inicios del siglo XX, convirtió a las naciones al sur del Río Grande en su “patio trasero”; a sus gobiernos, en obsecuentes vasallos de los intereses imperialistas y en la actualidad, despliega por lo menos 200 mil efectivos6.
Con la disolución de la Unión Soviética, la principal contradicción mundial es la que enfrenta a Estados Unidos, como única superpotencia, con el resto del mundo. Dicho país aún conserva la superioridad económica, política, militar y un amplio dominio cultural e ideológico, siendo, por el momento, el único capaz de ejercer dominación global.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN-, originalmente bloque militar creado y liderado por Occidente durante la Guerra Fría para enfrentar a la Unión Soviética y la propagación del comunismo, ha continuado ampliándose tanto en objetivos como en su composición, que pasó de 12 países miembros originales a 32 actuales. Con la excusa de la lucha contra el terrorismo, extendió los objetivos y pretende una cobertura planetaria como lo demuestra su involucramiento en Afganistán, los Balcanes, Sudán y en países que antes estaban en la órbita soviética como Polonia, Estonia, Hungría, República Checa, para luego sumar a Turquía y, en su afán de cercar a Rusia, a Noruega, Suecia y Finlandia.
Gráfica de Roa, M. M. (2023b, abril 4), en Statista Daily Data, intervenida con traducción a español. Finlandia se convierte formalmente en miembro de la OTAN.
La inclusión, con una membresía especial, de Colombia y un estatus a Argentina y Brasil en la OTAN, persigue alcances globales y el interés de conservar bajo su égida al hemisferio, a lo cual añade el compromiso en el Indo-Pacífico, asociado con Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur, invitados a las dos últimas cumbres en Lituania y en España. El secretario general, Jens Stoltenberg había aseverado que “la seguridad ya no es regional, la seguridad es global” y encuentra que “esa idea de que podemos decir que China no le interesa a la OTAN, es equivocada”, para agregar que “lo que sucede en el Indo-Pacífico le interesa al Euro-Atlántico”7.
A pesar de la fuerza armada descomunal, que incluye un arsenal nuclear de 5.244 ojivas8, y de su agresividad y superioridad denotadas, el declive de Estados Unidos es evidente. Fue centro de la crisis de 2008, del infarto de Wall Street, del que no se ha repuesto; ha sufrido derrotas militares en diferentes países; ha visto un debilitamiento del papel del dólar en el comercio, pese a que mantiene favorables términos de intercambio, incluso, en sectores industriales críticos, está en franco rezago frente a China9. Aún es dominante en los mercados de divisas, con el 40% de su facturación, y en los de deuda externa con la mitad de los préstamos denominados cuando el deudor y el prestamista no residen en Estados Unidos10. Sin embargo, 34 millones de estadounidenses sufren de insuficiencia alimentaria11; 40 millones están en la pobreza12 y la desigualdad, donde el 1% tiene un ingreso igual a 26,3 veces que el otro 99%13 registra un coeficiente de Gini de 39,714, en el puesto 45, de los más inequitativos para más de 150 naciones15.
Latuff, C. (2023, 10 mayo). US Debt.
Se suman a tales debilidades estructurales el creciente protagonismo de Rusia y China. La primera representa un reto a la superioridad nuclear y a la influencia en Eurasia, mientras China le disputa recursos energéticos, alimenticios, destinos de inversión, la supremacía en el comercio con muchas regiones y un adelanto en áreas industrial, de infraestructura, de tecnología y financiera, así como el forcejeo por el predominio en regiones estratégicas como el mar meridional de China o territorios de África.
De manera paralela se formaron nuevos bloques como BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) que dicen pretender “construir una más inclusiva, representativa, equitativa y justa arquitectura global”. No obstante, como lo aclara el Embajador Surafricano ante Brics, Anil Sooklal, la idea de que “se creó como competencia al G7 o al Norte Global” es incorrecta”16. A lo que se suma la declaración de Lula en la reunión del grupo en Suráfrica ratificando que “no queremos ser contrapunto al G7, G20 o Estados Unidos”, así como la de Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, quien señala que no ve a los BRICS convertirse en un rival de Estados Unidos17. Por lo demás, el Nuevo Banco de Desarrollo creado por el bloque, en su última resolución apoyando las sanciones de EEUU y la OTAN a Rusia, pone en sus justas proporciones las ilusiones de quienes relativizan la indiscutible hegemonía de Washington fantaseando con un mundo “multipolar” basado en el supuesto carácter anti-estadounidense del bloque.
A pesar de que el “socialismo de mercado” de China es tributario del orden económico imperialista impuesto en la globalización, su enorme mercado interno, el grado de planificación económica, la consolidación de una burguesía financiera y la modernización de sus fuerzas militares amenaza el dominio absoluto de Washington. “Desde las reformas y la apertura económica, el comercio exterior de China se disparó”. De 40 mil millones de dólares en 1980 a 4 billones (millones de millones) en 2017 y atrajo un total de 1,2 billones de dólares de inversión extranjera directa. Luego de unirse a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, los flujos de capital aumentaron y el apalancamiento financiero de las empresas chinas superaba al de las norteamericanas y a las de Japón y Corea. Los obreros industriales en China pasaron de 80,4 millones en 2000 a 112,6 millones en 200618, fruto del cierre de factorías y al traslado de empleos de Estados Unidos.
El Instituto de Política Económica publicó un informe en el que sostiene que entre 2001 y 2018 se perdieron hacia China 3.7 millones de empleos en Estados Unidos19 y la cantidad de empresas y plantas manufactureras disminuyó aproximadamente un 25 por ciento entre 1997 y 2022 por esta razón y por otras como la automatización20.
La estrategia de seguridad norteamericana es limitar y obstruir ese avance. Con Trump se planteó “restablecer la posición ventajosa de Estados Unidos en el mundo”, “utilizar todas las herramientas del arte de gobernar en una nueva era de competencia estratégica, de diplomacia, información, militar e ideológica para proteger nuestros intereses” y “aseguraremos que el equilibrio de poder permanezca a favor de Estados Unidos en regiones claves del mundo, Indo-Pacífico, Europa y Oriente Medio”21. “Tenemos que mantener la comprensión bipartidista de lo que Estados Unidos es en el escenario global, y ese es probablemente nuestro mayor desafío en el futuro”22.
“La administración Biden ha reafirmado el deseo de colaboración y cooperación con China en áreas que sirven a los intereses estadounidenses, un marcado contraste con la política de “desacoplamiento integral” hacia China en el último año de la administración Trump. Sin embargo, el propio Biden ha enfatizado que la ‘dura competencia’ define las relaciones entre Estados Unidos y China”. El secretario de Estado, Antony Blinken, ha dicho que el enfoque hacia China es “competitivo cuando deba serlo, colaborativo cuando pueda serlo y antagónico cuando deba serlo”. Esa actitud es la que se adopta frente a lo que analistas políticos denominan como “alianza al estilo de la Guerra Fría”, para referirse a la de China con Rusia e Irán23.
Para desplegar esta estrategia, Estados Unidos impone las agendas militares y políticas con las que incrementa su poderío geopolítico y, lo que más le interesa, las estrategias económicas a que haya lugar para perpetuar el control financiero sobre la producción, de la mano de los grandes oligopolios mundiales.
La globalización financiera sumió a la economía mundial en una crisis profunda. Nuevos nichos de inversión
Con la globalización se llevaron al mínimo los aranceles y demás mecanismos de protección en las neocolonias y países “emergentes”, se fomentó la apertura indiscriminada a la inversión extranjera, la eliminación de subsidios, el deterioro de las condiciones laborales y las privatizaciones. Con esto, las economías de los países donde se implantaron dichas medidas, incluso en algunos como en Chile o Uganda con dictadores, terminaron dependientes de los flujos de capital extranjero y las exportaciones de productos básicos que condujeron a la incorporación de vastos contingentes de esclavos modernos a los circuitos capitalistas globales. “Sin mano de obra barata, no hay globalización posible”, dijo Francisco Mosquera.
Durante este periodo, los flujos comerciales y de capitales se multiplicaron muy por encima del crecimiento de la producción y se vivió todo un periodo del poder mundial de las corporaciones trasnacionales que deterioraron en alto grado la distribución del ingreso y desencadenaron numerosas crisis regionales.
La orgía de liberalización condujo al incremento de los desequilibrios dentro y entre los países que, en conjunción con los quebrantos financieros, alimentarios, climáticos y energéticos, sumió a la organización económica en una crisis sistémica y global. Compañías, especialmente financieras, colapsaron y se rescataron con la protección y apoyo de los gobiernos de las potencias, especialmente de Estados Unidos y la Unión Europea, que intervinieron para salvaguardar los intereses corporativos.
El incremento extraordinario del sector rentista, cuya profesión es la ociosidad conduce a “la exportación del capital, una de las bases más esenciales del imperialismo, (y) acentúa todavía más este divorcio completo del sector rentista respecto a la producción, imprime un sello de parasitarismo a todo el país, que vive de la explotación del trabajo de varios países y colonias ultraoceánicos”24. El capitalismo financiero le inculca un mayor desorden a los de por sí propios del capitalismo, “época de turbulencias” la llamó Alan Greenspan, ex director de la Reserva Federal.
La búsqueda incesante de los nichos rentables de inversión para los enormes excedentes de capital es factor decisivo en esta fase superior, la del imperialismo. En la globalización contemporánea dichas inversiones equivalen a “un monto diez veces superior al PIB mundial y en una relación que crece de modo incesante”25, un mundo commodity, en el que los bienes, los servicios, la deuda pública y privada se transan por valores esperados, mediante un conjunto de títulos bursátiles, operaciones forward, seguros y reaseguros y derivados.
No bastó la vil reducción de los salarios, ni la tercerización ni la maquila, ni la mano de obra inmigrante barata, ni la concentración de la riqueza, ni el manejo mundial de activos: el capital financiero internacional no ha podido superar el estancamiento económico ni revertir la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.
En el esfuerzo por reanimar los jugosos retornos busca otros filones que, o bien se encontraban en estados estacionarios, como un renovado empeño en los de seguridad y defensa, en la militarización, u otros nuevos como la “economía verde” o la “economía naranja” de las llamadas industrias culturales asentadas en las plataformas de los grandes consorcios multimedia26.
De las 50 empresas que representaban el 28% del PIB mundial, con la excepción de la saudí Aramco, en los primeros seis puestos cinco son del campo digital. Por capitalización, en el primer lugar se ubica Apple con 2,26 billones de dólares y le siguen Aramco con 1,87, Microsoft con 1,68, Amazon con 1,63, Alphabet con 1,19 y Facebook con $778.000 millones27.
El nuevo y vigoroso desarrollo tecnológico y de las comunicaciones se convirtió en refinada herramienta para nublar las mentes, el pensamiento, definir los gustos, imponer la cultura y el conocimiento y determinar mediante algoritmos lo que la gente puede ver, oír o leer, mientras los conglomerados incrementan sus ganancias y diversifican los ámbitos donde operan, incluyendo la distribución y producción, el comercio, las finanzas, los medios masivos, las redes sociales, en últimas, todos los aspectos de la vida y obra humanas.
Ese dominio de la ideología, del conocimiento, de la información y el fijar las preocupaciones, gustos y agendas de las gentes, son piedra angular sobre la que fundan su preponderancia. Desde siempre la intervención de la superestructura de la sociedad posibilita y fortalece la potestad sobre las economías y territorios de las poblaciones subyugadas.
El imperialismo “haciendo ostias”. Reformismo para profundizar el neocolonialismo. Colombia, recolonización con anestesia
En la indispensable iniciativa de los centros de poder global y de sus agencias de “ayuda” y “cooperación”, como USAid o la Ford Foundation, de sembrar valores y criterios que validan la opresión de miles de millones, el imperialismo usufructúa las preocupaciones y reivindicaciones de amplios sectores de la opinión mundial en torno al deterioro del bienestar, la desigualdad, la pobreza y el envilecimiento del trabajo, eso sí, buscando la máxima utilidad posible y desechando las agendas independientes y soberanas a fin de mantener el orden mundial imperante.
Difunden maneras de pensamiento, de cultura y entretenimiento, que hacen eco a las inequidades de género, étnicas y de las minorías poblacionales, muestran benevolencia con “los nadies”, e incluso advierten sobre la incertidumbre frente a los efectos ambientales y climáticos en el planeta, pero ocultan las raíces de tantos males, de una sociedad hecha a la medida de las corporaciones y a la barbarie de una producción industrial, agrícola y extractiva desbordada por el consumismo exagerado e inducido y la ambición de rentabilidades exorbitantes.
Una operación masiva de engaño, en la que tras el disfraz de heraldos de legítimas preocupaciones sociales, de ponerlas como mascarón de proa en la cruzada de conquista, se apropia e incorpora un fementido reformismo para su propia conveniencia, con el que, fuera de encubrir los factores desencadenantes de la debacle, desvían y desvirtúan las justas luchas de los pueblos. En últimas, se trata de una emboscada a gran escala.
En el proceso de edulcorar la agenda imperialista, Colombia se ha convertido en el paradigma de la apropiación reformista de las preocupaciones de la gente. Tras el paro nacional de 2021, respaldado por millones de personas, y de todas las protestas y expresiones de rebeldía e inconformidad de los últimos años, quien en la línea del apaciguamiento y del ardid podía desempeñar el papel más eficaz para Washington era un figurín como Gustavo Petro. La confusión que siembra y la apropiación abusiva de las luchas y de las consignas de la inanición y desesperación de amplias capas sociales, en nombre del “cambio”, le otorgan las credenciales para empujar la agenda de reformas, sujetas todas a las directrices de los organismos internacionales, para ahondar la recolonización.
En el portafolio del “cambio”-como carpetas prioritarias- le empacaron las nuevas temáticas en boga: el medio ambiente y su conservación con los “negocios verdes” como eje; acoger las justas iniciativas contra la odiosa discriminación de género, de etnias o de minorías y utilizarlas como medio artificioso para dejar de lado las profundas iniquidades de clase y la propagación de una cultura en consonancia con el fraude político en curso. En estos terrenos se acomodan las eventuales soluciones y las propuestas diseñadas por los poderes foráneos en procura de la cuadratura del círculo: convertir a los incautos en frenéticos partidarios de la tramposa operación mientras la política pública pregona y adelanta artificiosas “reformas” circunscritas a los intereses de EEUU y los organismos internacionales. (*ver balance del primer año de Petro en este mismo periódico)
Juegan también las fuerzas políticas tradicionales que comprenden como todo se ciñe al continuismo y las mal llamadas “independientes”, que vacilan para denunciar el verdadero carácter del último áulico de Washington y se limitan, contra toda evidencia, a levantar críticas superficiales y adjetivas y a hacer esfuerzos desesperados por “coincidir” con el ex M-19, el inquilino emergente de la Casa de Nariño, por encontrarle “lo bueno” a su gobierno, sin que importe siquiera la desgastada legitimidad política.
A contramano, quienes nunca han tenido dudas son los portavoces de Estados Unidos quienes reiteran su apoyo a Gustavo Petro. Sobresale la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur, quien en marzo de 2023 declaró “Nuestra relación con Colombia es muy fuerte, muy fuerte y sigue siéndolo. No hemos cancelado nada. Continúa toda la cooperación y esa relación no puede ser más fuerte de lo que hoy es”, “está mejor que nunca”28.
Reitera el papel asignado a Colombia como ficha estratégica en el sur del continente para continuar adelantando la presencia física y el saqueo, tanto de los conocidos como de los nuevos recursos y bienes primos considerados vitales. Se refrenda, entre otras expresiones, por los ejercicios navales conjuntos en la reciente operación Unitas, que contó con la participación de veinte países, capitaneados por el US Army y con Colombia como “anfitrión”.
En el campo internacional, Colombia es una pieza más en la contradicción principal de Estados Unidos con el resto del mundo, que hoy tiene como escenario central la guerra entre Rusia y Ucrania. En documentos del Departamento de Estado se afirma que se “reconoce la importancia de Colombia como uno de sus principales socios en la región y señala, también a las claras, la necesidad de trabajar de la mano con el gobierno Petro, tanto para conjurar amenazas como el narcotráfico, el terrorismo, la migración desbordada y el cambio climático como para evitar que avancen esfuerzos de actores negativos externos para afectar la estabilidad y ganar influencia en Colombia”29.
Petro juega un doble papel: por un lado, aquietar la inconformidad interna y, por el otro, “Estados Unidos considera clave ´asegurar que Colombia siga siendo un aliado en sus asuntos de seguridad nacional’ y resalta que la cooperación en el entrenamiento militar y policial de décadas ha cimentado una fuerte relación en materia de seguridad y que Colombia, además, es el único socio global de la Otan en Suramérica”30.
Haddad, M. (2021, 10 septiembre). Infographic: US military presence around the world. Infographic News | Al Jazeera.
Unidad internacional contra la amenaza principal
El proletariado internacional cuenta con ejemplos históricos de cómo debe tomar posición en las contradicciones en la arena mundial. Las experiencias de más de un siglo y las prescripciones de sus maestros, como Francisco Mosquera, enseñan que la conducta a seguir es contribuir a forjar la unidad contra la amenaza principal, que hoy es la hegemonía de Estados Unidos, irrenunciable norte programático estratégico que no sujete la acción a las “conveniencias” clientelistas o tácticas de la hora.
Esta decisión es la guía para la acción en la medida en que los conflictos globales se desenvuelven, bien porque la guerra desate grandes conmociones sociales al interior de las naciones, como ha sucedido en los últimos siglos, o porque las contradicciones internas en los países poderosos atajen los enfrentamientos por extender sus tentáculos por todo el orbe, en particular en los países más débiles.
El partido Colombia Soberana, consecuente con el carácter internacionalista de su organización, proclama, difunde y aplica, sin ambages, su línea antiimperialista como parte de la tarea de dirigir a la nación hacia la emancipación definitiva y la construcción de una patria próspera y soberana, una Nueva Democracia que siente las bases para un Estado de unidad nacional conformado por las clases, capas, sectores, personalidades y demás fuerzas revolucionarias, democráticas y patrióticas.
Esa posición indeclinable nos separa todavía más de Gustavo Petro y de su gobierno, endosado a la Superpotencia y en funciones, tanto interiores como exteriores, de peón de brega de los propósitos hegemónicos, natural en su esencia progringa develada en el primer número del periódico Soberanía.
Referencias
- Lenin, V. (1973). El imperialismo fase superior del capitalismo (p. 98). Ediciones Lenguas Extranjeras de Pekin. ↩︎
- Lenin, V. (1973). El imperialismo fase superior del capitalismo (p. 27 y 28). Ediciones Lenguas Extranjeras de Pekin. ↩︎
- Norton, B. (2023). US launched 251 military interventions since 1991, and 469 since 1798. Geopolitical Economy Report. https://geopoliticaleconomy.com/2022/09/13/us-251-military-interventions-1991/ ↩︎
- Revista Jacobin, agosto 29 de 2023. ↩︎
- Democracy Now (2023, 2 agosto). The U.S. has 750 overseas military bases, and continues to build more to encircle China. Democracy Now! https://www.democracynow.org/2023/2/14/david_vine_us_bases_china_philippines#:~:text=And%20indeed%2C%20the%20750%20U.S.,or%20people%20in%20world%20history. ↩︎
- http://cort.as/-E8q4 ↩︎
- Revista Jacobin, agosto 29 de 2023. ↩︎
- TRENDS IN WORLD MILITARY EXPENDITURE, 2022. (2023). STOCKHOLM INTERNATIONAL PEACE RESEARCH INSTITUTE -SIPRI-. https://www.sipri.org/sites/default/files/2023-04/2304_fs_milex_2022.pdf ↩︎
- Para estos puntos puede verse hilo en twitter del analista Brad Setser ↩︎
- Maronoti, B. (2022, 5 diciembre). Revisiting the international role of the US dollar. https://www.bis.org/publ/qtrpdf/r_qt2212x.htm ↩︎
- Hunger Facts | Move for hunger. (s. f.). Move For Hunger. https://moveforhunger.org/hunger-facts ↩︎
- OXFAM-America, 2022 ↩︎
- Interactive: The Unequal States of America. (s. f.). Economic Policy Institute. https://www.epi.org/multimedia/unequal-states-of-america/ ↩︎
- Banco Mundial, DATA. ↩︎
- Ranking de países por índice de Gini. (s. f.). https://www.indexmundi.com/es/datos/indicadores/SI.POV.GINI/rankings ↩︎
- Korybko, A. (2023, 17 agosto). BRICS Officially Confirmed That It Doesn’t Want To De-Dollarize & Isn’t Anti-Western. Andrew Korybko’s Newsletter. https://korybko.substack.com/p/brics-officially-confirmed-that-it ↩︎
- Acharya, B., & Araujo, G. (2023, 22 agosto). BRICS divisions re-emerge ahead of critical expansion debate. Reuters. https://www.reuters.com/world/brics-leaders-meet-south-africa-bloc-weighs-expansion-2023-08-22/ https://www.reuters.com/world/brics-leaders-meet-south-africa-bloc-weighs-expansion-2023-08-22/ ↩︎
- Suarez, A. (2020). El infarto de Wall Street 2018 (1.a ed., p. 190). Ediciones Aurora. ↩︎
- EPI, enero 2020. ↩︎
- Delivering the US manufacturing renaissance. (2022, 29 agosto). McKinsey & Company. https://www.mckinsey.com/capabilities/operations/our-insights/delivering-the-us-manufacturing-renaissance ↩︎
- Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, 2017. https://trumpwhitehouse.archives.gov/wp-content/uploads/2017/12/NSS-Final-12-18-2017-0905.pdf ↩︎
- Addressing the ‘Global challenge’ posed by China. (s. f.). United States Institute of Peace. https://www.usip.org/publications/2021/11/addressing-global-challenge-posed-china ↩︎
- Biden’s China strategy: coalition-driven competition or Cold War-style confrontation? | Brookings. (2022, 9 marzo). Brookings. https://www.brookings.edu/articles/bidens-china-strategy-coalition-driven-competition-or-cold-war-style-confrontation/ ↩︎
- Lenin, V. (1973). El imperialismo fase superior del capitalismo (p. 127, 128). Ediciones Lenguas Extranjeras de Pekin. ↩︎
- Suárez, A. (2021). Saqueo (1.a ed., p. 474). Ediciones Aurora. ↩︎
- Suárez, A. (2021). Saqueo (1.a ed., p. 479). Ediciones Aurora. ↩︎
- El Tiempo, mayo 30 de 2021. ↩︎
- Chacón, P. (2023, 24 marzo). Relaciones entre Estados Unidos y Colombia están mejor que nunca. infobae. https://www.infobae.com/colombia/2023/03/24/relaciones-entre-estados-unidos-y-colombia-estan-mejor-que-nunca-aseguro-la-general-laura-richardson-jefe-del-comando-sur/ ↩︎
- Torres, J. (2023, 11 agosto). ¿Cómo ve el gobierno de Biden a Gustavo Petro? Esto dicen los documentos diplomáticos. El Tiempo. https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/gustavo-petro-como-ve-biden-al-gobierno-esto-dicen-los-documentos-diplomaticos-794375 ↩︎
- Torres, J. (2023, 11 agosto). ¿Cómo ve el gobierno de Biden a Gustavo Petro? Esto dicen los documentos diplomáticos. El Tiempo. https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/gustavo-petro-como-ve-biden-al-gobierno-esto-dicen-los-documentos-diplomaticos-794375
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