La salud del magisterio colombiano sigue en crisis, y esta tendencia ha empeorado en el primer año de gobierno del presidente Petro ¿Acaso el primer mandatario de la nación es responsable de perpetuar las barreras de acceso de los servicios salud que hoy sufren los maestros en Colombia? La respuesta es sí. Los entes que regulan el sector, el Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Educación y la Previsora, son entidades subordinadas del presidente, luego, lo que hagan o dejen de hacer las primeras pasa por la voluntad de Gustavo Petro.
El magisterio no puede desconocer esta verdad. Si mañana le niegan una cirugía a una maestra es por culpa del gobierno nacional que no ha hecho lo necesario para poner en cintura a los operadores de salud. Por eso los representantes de los trabajadores de la educación agremiados en FECODE hacen mal en convocar en sus piezas publicitarias a una marcha contra los incumplimientos de los operadores y la Fiduprevisora, y simultáneamente invitar a apoyar al gobierno “popular” que se ha caracterizado por no escuchar los reclamos de su pueblo.
Además, en el último año este gobierno no ha demostrado ser amigo del magisterio. Lo demuestra el resultado del acuerdo colectivo firmado este año, cicatero con los maestros. Ni que decir de los micos que quiso introducir en los artículos 101 y 102 del Plan Nacional de Desarrollo, que pretendían imponer el modelo de educación hibrida y poner en riego el manejo de los recursos del FOMAG.
Estas conductas demuestran la coincidencia fundamental del actual gobierno con los anteriores en su compromiso con las políticas impulsadas por entidades como el Banco Mundial, UNICEF y CEPAL, que, en países neocoloniales como el nuestro, determinan objetivos, contenidos y modelos pedagógicos, condenando a las naciones a una educación subdesarrollada.
Más allá de los compromisos políticos de algunos dirigentes del comité ejecutivo de FECODE con el gobierno de turno, el 30 de agosto debemos salir a las calles a exigirle al presidente de la República que le cumpla al magisterio y mejore de una vez por todas el problema de salud de los maestros; rechazar de los proyectos que atentan contra los derechos democráticos del magisterio y la adecuada financiación de la educación pública. Sólo con la movilización masiva y democrática se asegura la defensa de nuestros derechos y su mejora constante.
¡Viva la unidad y la lucha del magisterio colombiano!
Dimas Andrés Arias y Manuel Andrés Viloria