Aunque en medios se ha presentado la relación del Presidente Petro con el Gerente de Fedecafé Germán Bahamón como tensa, de fondo tienen más coincidencias que diferencias:
Mientras más de 3.000 cafeteros de base protestaban en Armenia, Bahamón se reunía con 3 ministros del Gobierno Petro: MinHacienda, MinComercio, y MinAgricultura. Reunión que los medios catalogaron como “tregua en las tensas relaciones”.
También, aunque Petro amenazó con quitarles el manejo de los recursos del Fondo Nacional del Café a la Federación en una reunión con cafeteros del Huila, lo cierto es que aún no aplica la cláusula que les quita el control de estos recursos. De igual forma, ni Petro ni Bahamón atacan los problemas principales de las bases cafeteras: un precio interno inferior a los costos de producción que ocasiona pérdidas económicas a los cafeteros.
Contrario a lo que asegura el exministro Ocampo, en su columna de El Tiempo, que afirmó: “los precios son todavía superiores a los costos de producción”; pero según varios expertos, la producción promedio nacional de 10 arrobas cuesta $184.125 por cada una, sin contar costos financieros ni de oportunidad de la tierra. Al momento de escribirse esta columna, la arroba se está pagando entre $110.000 y $120.000 pesos en distintas regiones del país, lo que desmiente la afirmación del exministro.
Ninguno de ellos ha tocado el problema que implican las importaciones de grano, que a julio alcanzó 850.000 sacos. Es inaudito que Colombia importe semillas de café desde Brasil, como lo denunciaron en una columna reciente, Aurelio Suárez y el dirigente cafetero Duberney Galvis. Insólito. La dirigencia de Fedecafé defiende las importaciones dando su espalda a los federados.
El Gobierno y Federación se han reunido con un único acuerdo: la renovación de los cafetales y apoyo en compra de abonos. El programa de renovación de Cafetales requiere para cambiar la tendencia de envejecimiento de los cultivos, por lo menos intervenir 120.000 hectáreas por año, por lo que un programa con créditos del programa Incentivo de Capitalización Rural (ICR) que solo cubre un poco de más de 6.700 hectáreas (2023 – 2024) es insuficiente para solucionar el problema. Si se estima que hay alrededor de 970.000 hectáreas de café, a ese ritmo sólo se completaría su renovación en el 2031, por lo que esta tarea finalizaría en 2043.
Así, el ICR que costará 75 mil millones de pesos, es un paño de agua tibia frente a los más de 500 mil millones que valdría ajustar a punto de equilibrio el precio interno de 2,5 millones de cargas de café a cosechar en esta época del año. El que hoy no llegue al 5% de las necesidades, demuestra que no hay política pública determinante para recuperar el sector.
Por último, mientras la dirigencia de la Federación no cambie, este enfoque evasivo hacia los problemas de fondo de los cafeteros, persistirá. Son 15 directivos. Algunos llevan más de 10 años en el poder. Son verdaderos caciques cafeteros. Para atornillarse en el poder cambiaron el mecanismo democrático de elección apoyado en los comités departamentales, por un formato de elección entre ellos mismos: “yo te elijo, para que tú me elijas”.
Como se ve, la política cafetera del gobierno trata de centrarse en reducir costos y no en ajustar precios. Al igual que con el gobierno nacional, el cambio en la gerencia de Fedecafé no se nota, pues Bahamón y Petro siguen adoptando las mismas medidas de sus antecesores. Las diferencias son superficiales y sin resolver los problemas reales de los trabajadores del café.
Ante esto, hay una buena noticia: Saludamos la creación de la Unión de Cafeteros de Colombia, organización democrática que porta el estandarte de la lucha cafetera por mejores condiciones de vida para los trabajadores de este sector. Desde el movimiento Colombia Soberana seguiremos su trayecto y apoyaremos las justas peticiones.