“El gobierno tiene para los colombianos la metralla homicida y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano”.
“La miserable y pequeña política, que hoy vive el país, quiere presentarse como un muro para defender lo indeseable”.
“Yo hablaré aquí hasta donde las fuerzas me alcancen, porque tengo la conciencia de mi deber y por él sabré llegar hasta el último peldaño”.
“Hay un contraste profundo entre los hombres de la política y la gran masa ciudadana”.
“Hay una raza honrada, maravillosamente digna, a quien políticos sin fe y sin conciencia pretenden dirigirla”.
“La principal labor es la depuración moral”.
“(El) pueblo sabe que por muchos que sean los millones que el país reciba, esos millones no podrán redimirnos mientras la casta de uno u otro color político que actualmente impera sea la que vaya a administrarlos”.
“Ni la envidia, ni la corrupción del oro extranjero, ni el cálculo político, ni el odio, lograrán acallarme”.
“El que hoy gobierna es un gobierno de casta lejos de todo ideal y de toda grandeza”.
“No es hora de desconsolarse. La entraña ciudadana palpita, no para rodear la casta sino para destruirla, porque afortunadamente yo siento claramente el galope de la revolución”.
“Aquella huelga fue absolutamente pacífica, fue absolutamente correcta”.
“La United Fruit Company no quería arreglar con sus obreros”.
“La United pasaba telegramas inexactos, fomentaba los disturbios, insultaba al gobernador para hacerle creer al gobierno de Bogotá que había una situación gravísima, a fin de que los obreros fueran abaleados”.
“Cuando aquí hable de ejército debe entenderse solamente el grupo de hombres despiadados e inmisericordes que actuaron en la zona bananera. Yo tengo un gran respeto por el ejército de mi patria y por eso pienso que su oficialidad pulcra, sus hombres incontaminados, serán los primeros en protestar contra la inicua barbarie, contra los delitos de lesa patria que aquí se comprobarán”.
“Se trataba de resolver un problema de salarios por medio de la bala de las ametralladoras del gobierno”.
“No hubo ningún ataque grave por parte de los obreros. Porque su actitud se limitaba a la de todas las huelgas: a impedir que se siguiera el corte de bananos”.
“Los obreros estuvieron dispuestos siempre a arreglar la huelga y fue la compañía quien se negó a ello en forma insistente”.
“La compañía quería seguir explotando a los obreros, a quienes tiene en la miseria”.
“Éstos eran colombianos y la compañía era americana. Y dolorosamente sabemos que en este país el gobierno tiene para los colombianos la metralla homicida y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano”.
“El fuego de mi juventud se ha puesto al servicio de la justicia. Este crimen no quedó en la sombra”.
“Yo no creo en la justicia mientras exista un régimen como éste que nos avergüenza”.
“¡Desgraciada patria aquella cuyos destinos estén regidos por gobernantes insensibles y traidores a su pueblo!”.
“Hoy, mañana o pasado, esa multitud que sufre el cilicio y lo sufre en silencio sabrá desperezarse y para ese día, ¡oh bellacos, será el crujir de dientes!”.
“Un día, ebrios de fervor patrio, ávidos de una justicia reparadora, iremos hombro a hombro, conservadores, liberales y socialistas honrados, de uno al otro extremo del suelo nuestro, como una tea purificadora, en nombre de la verdad y de la justicia contra el dominio de la casta que hoy gobierna”.

Jorge Eliécer Gaitán dando un discurso en plaza pública. Fotografía de Luis Alberto Gaitán, Lunga, tomada del libro ‘Archivo Gaitán’.