La deforestación como uno de los principales problemas del daño al medio ambiente en Colombia
Si bien existen varios sectores en la economía que impactan negativamente en el medio ambiente, en los últimos años, la deforestación en Colombia se ha constituido como uno de los principales problemas ambientales más preocupantes por su influencia en la calidad del medio ambiente en el país y en el mundo.
Según el Ministerio de Ambiente (2022), para el periodo 2001–2021 se deforestaron en Colombia 3.182.876 hectáreas, de las cuales 1.858.285, -más de la mitad- corresponden a la Amazonía colombiana, es decir se deforestaron aproximadamente 88.490 por año, y solo en el 2021 en Colombia se perdieron 174.103 hectáreas de bosque natural, lo que sería equivalente a casi el área de Bogotá.
Pero el panorama es más desalentador que las cifras. En consecuencia, se encuentra en riesgo el ecosistema de la Amazonía colombiana donde albergan alrededor de 3.798 especies de fauna, 17.531 especies de flora y varias especies en peligro de extinción. Además, la deforestación puede torpedear la función de su bosque como reserva de carbono mundial y también alterar la estabilización y regulación de los patrones climáticos regionales y globales a través de los “ríos de agua’’ que libera en la atmósfera que influye en las lluvias (WWF, 2022).
Esta coyuntura en Colombia, es causada principalmente por el cambio en uso del suelo boscoso por ganadería extensiva, tala ilegal, minería ilegal y cultivos ilícitos y agrícolas, y la recuperación de los suelos es un proceso más lento en el que se han recuperado tan solo 500.000 hectáreas durante los últimos 20 años, (Caracol, 2022).
Entre tanto, el manejo de esta problemática en la Amazonía colombiana entrevé la falta de soberanía nacional del gobierno Petro al anteponer los intereses de Estados Unidos sobre los recursos naturales del país, mediante acciones que justifican la lucha contra el cambio climático pero que en realidad beneficiará el mercado especulativo del agua el carbón (Suárez, 2022) y de la tierra -una consecuencia inevitable de la apertura del mercado de tierras luego de su formalización, es que se vuelven susceptibles de acaparamiento y especulación-.
Además, servirá como excusa para vincular la estrategia global de lucha contra las drogas de EE. UU. con el problema de la deforestación, siendo los cultivos de coca apenas el 2% de la deforestación de la Amazonía (Lizarazo, 2022). Por lo tanto, es de inferir que la estrategia de Petro no se aleja del resultado de la operación Artemisa fallida de Duque: más militares en la zona y menos resultados favorables contra la deforestación y la violencia hacía líderes sociales del medio ambiente.
No sobra mencionar que, pese a la transición de poder, los asesinatos contra líderes sociales siguen creciendo y Colombia sigue siendo el lugar más peligroso del mundo para ser activista ambiental (Global Witness, 2022).
Las siguientes entregas sobre este tema versarán sobre el tema de la transición energética y la defensa del medio ambiente tratando en especial el proyecto para instalar un radar estadounidense en el Parque Nacional Natural Isla Gorgona y sus implicaciones ambientales.