Cuando el presidente Gustavo Petro, en la cumbre UE-CELAC, sugería que no sabría con quién alinearse entre Rusia y Estados Unidos ya que ambos “representan lo mismo”, mentía por partida doble. Mentía porque de facto su gobierno ya está alineado. Su política pública de seguridad y defensa persigue como estrategia internacional “afianzar (…) la cooperación con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en el marco del Acuerdo de Asociación con dicha organización” [1]. Esto explica, entre otras cosas, la promoción de la presencia militar gringa en Gorgona y en la Amazonía.
El presidente mentía también, porque a ningún dirigente político a su nivel se le escapa que en términos generales Estados Unidos no tiene competidor en materia de presupuesto militar[2], potencia de fuego/nivel armamentístico[3] y extensión en el mundo[4]. Pero, sobre todo, ningún otro país tiene los antecedentes de Estados Unidos en materia de intervenciones y agresiones militares.[5]
En particular, sobre el conflicto en Ucrania, Estados Unidos y Rusia tampoco representan lo mismo, y alinearse con la OTAN (así en público se niegue con explicaciones rimbombantes[6]) es también asumir la táctica de Estados Unidos en sus disputas geopolíticas que esta vez han llevado la guerra a Ucrania. Una verdad poco difundida pero necesaria para entender el conflicto.
Promesas rotas
En 1989-1990, la reunificación entre Alemania Occidental y Alemania oriental requería un elemento crítico: la retirada de 400.000 soldados soviéticos en la República Democrática Alemana. Como constata un análisis del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington este repliegue fue posible por la promesa de que la OTAN no se expandiría hacia la frontera con Rusia[7].
Dicho acuerdo comienza a incumplirse en 1999 (administración Clinton) con la adhesión de Hungría, República Checa y Polonia. Dos años más tarde (2001) el gobierno norteamericano (administración Bush) se retira unilateralmente del Tratado de Antimisiles Balísticos, que limitaba el número de sistemas utilizados para defender ciertos lugares contra misiles con carga nuclear. En el 2004 se realiza la inclusión de otros siete estados de Europa del Este, incluyendo a Estonia y Rumania. Así la OTAN se expandía en más de 1600 kilómetros hacia Rusia.
Los rusos han percibido y transmitido al más alto nivel que estos movimientos constituían, por un lado, una traición de Washington respecto a la no expansión de la OTAN y por otro lado, una amenaza contra sus intereses en materia de seguridad y defensa. Sobre como Estados Unidos traicionó los acuerdos sobre la expansión de la OTAN, vale la pena destacar el trabajo Joshua R. Shifrinson, Profesor asociado de Relaciones Internacionales Pardee School of Global Studies de la Universidad de Boston, que tras un trabajo sobre fuentes de archivo diplomático durante un lapso de 10 años constata:
“(…) hay pruebas significativas de que las afirmaciones rusas de una «promesa rota» con respecto a la expansión de la OTAN tengan mérito. La aplicación de las ideas de la teoría de las relaciones internacionales a la evidencia nueva y preexistente sobre las negociaciones de 1990 sugiere que los líderes rusos están esencialmente en lo correcto: la expansión de la OTAN violó el quid pro quo en el corazón de la diplomacia que culminó en la reunificación alemana dentro de la OTAN”[8].
El ex Coronel Douglas McGregor (principal planificador de los bombardeos sobre Yugoslavia, estratega detrás de la invasión a Iraq en 2003 y ex asesor del Secretario de Defensa en el gobierno Trump) reconoció en una reciente entrevista, como conscientemente el gobierno norteamericano ignoró las preocupaciones y quejas rusas respecto a la expansión de la OTAN desde la inclusión de Polonia (min 18,05) y como la militarización de Ucrania bajo el paraguas de la OTAN es una “cuestión existencial”:
He tratado de explicar en todos los sentidos que para los rusos lo que está sucediendo en Ucrania es una cuestión existencial. (…) Los rusos no tolerarán fuerzas y armamentos extranjeros sobre el terreno dentro de un país hostil a ellos que posiblemente podría amenazar su existencia. Hice la comparación con México para tratar de explicar: «Pero ¿qué crees qué haríamos si los rusos o los chinos o alguien más desplegara una fuerza militar en México?» (min 26,28)[9]
Líneas rojas
En marzo de 2008, se realizó en Rumania el «Memorándum de Bucarest»[10] para promover la inclusión en la OTAN de Ucrania y Georgia. Ese mismo año, dos meses antes del encuentro en Rumania, el embajador de Estados Unidos en Rusia, William J. Burns, (actual director de la CIA) expuso en un cable enviado a Washington (y que hoy conocemos gracias a WikiLeaks) el resumen de sus conversaciones con el ministro de relaciones exteriores ruso Lavrov:
«Nyet significa nyet. Las líneas rojas de Rusia para la expansión de la OTAN: Rusia vería una mayor expansión hacia el este como una amenaza militar potencial. La ampliación de la OTAN, particularmente a Ucrania, sigue siendo un tema «emocional y neurálgico» para Rusia, pero las consideraciones de política estratégica también subyacen a la fuerte oposición a la membresía de la OTAN para Ucrania y Georgia. (…) Rusia no solo lo percibe como un cerco y un intento de debilitar su esfera de influencia en la región, sino que también teme consecuencias impredecibles e incontroladas que socavarían seriamente los intereses de seguridad rusos».[11]
En agosto de 2008 el ejercito georgiano, financiado y armado por Estados Unidos lanzó un ataque de misiles y artillería en un distrito fronterizo con Rusia (Osetia del Sur) a lo que Rusia respondió incursionando en territorio georgiano en lo que se denominó la “Guerra de los cinco días”. El coronel MacGregor interpreta que el propósito de esa intervención “era hacernos entender [a los Estados Unidos] que [los rusos] no tolerarían a un miembro de la OTAN en sus fronteras, especialmente a un miembro que fuera hostil a ellos, como lo era el gobierno georgiano en ese momento”[12].
Subvertir Ucrania
Ucrania entra en escena de manera determinante entre el 21 noviembre de 2013 y el 20 de febrero de 2014 con las protestas conocidas como Euromaidan que derivaron en la deposición del presidente prorruso y la toma violenta del poder por ultranacionalistas de externa derecha, “profundamente pro-occidental, anti-ruso, y que contó entre sus exponentes a cuatro figuras prominentes que podemos definir legítimamente como neofacistas”[13].
De la participación norteamericana (administración Obama) sabemos con certeza, por los audios filtrados entre Geoffrey Pyat y Victoria Nuland (en ese entonces embajador de Estados Unidos en Ucrania y subsecretaria de Estado, respectivamente) que el gobierno de Estados Unidos estaba, tras bastidores, trabajando activamente con la oposición ucraniana para crear un nuevo gobierno antirruso derrocando al presidente electo[14].
También sabemos, gracias a una declaración triunfante de Victoria Nuland (hoy subsecretaria de asuntos políticos) publicado una semana antes del golpe de Estado, que desde 1991 Estados Unidos ha apoyado a los ucranianos en la construcción de “habilidades e instituciones democráticas” con más de 5 mil millones de dólares a través de organizaciones empresariales, religiosas y civiles para “asegurar sus aspiraciones europeas”. Ocho minutos sin desperdicio sobre política exterior norteamericana cruda[15].
Entre 2014 y 2021 (administraciones Obama-Trump), luego del referéndum y la anexión rusa de Crimea, Estados Unidos ha otorgado más de cuatro mil millones de dólares en ayuda militar provenientes del Departamento de Estado y el Departamento de Defensa con el objetivo fundamental de mejorar la interoperabilidad con la OTAN, pese a todavía no ser parte de ella.
En 2016, gracias a la previa anulación del Tratado de Misiles Antibalísticos, Estados Unidos instaló (administración Obama) un sistema de lanzamisiles en Rumania, con capacidad de lanzar misiles con ojivas nucleares como el misil de crucero Tomahawk que tienen un alcance de más de 2400 kilómetros y hasta capacidad para transportar ojivas de hidrógeno (diez veces más destructiva que la bomba que destruyó Hiroshima). Un sistema similar ha estado en construcción en Polonia y debió estar operativo para finales del 2022.
En 2017 (administración Trump) se inició la con la venta de armas letales a Ucrania y en 2019 Estados Unidos se retiró unilateralmente del tratado de 1987 sobre el uso de armas nucleares de rango intermedio. Cada año entre 2017 y 2021 los diplomáticos rusos reportaron en promedio 40 ejercicios militares en las fronteras con Rusia por parte de Estados Unidos en conjunto con otros países de la OTAN.[16] Según el profesor John Mearsheimer los rusos solicitaron a Estados Unidos una garantía escrita sobre la no membrecía de Ucrania en la OTAN y los sistemas militares desplegados sobre las fronteras rusas. Ante la respuesta negativa del secretario de Estado Antony Blinken (administración Biden), un mes después los rusos iniciaron la invasión.
¿Desenlace?
A un año y medio de iniciar el conflicto la máxima anglosajona respecto a Europa y la OTAN rige con fuerza: “los rusos afuera, Estados Unidos adentro y Alemania abajo”. Durante más de dos décadas Estados Unidos ha incitado y financiado el conflicto que se vive en territorio ucraniano. Ha cercado, provocado y amenazado a Rusia; promovió y logró la militarización de Europa, de la cual es el principal proveedor; destruyó los lazos comerciales entre europeos y ruso y se convirtió en el principal proveedor de gas (gracias a la “misteriosa” destrucción del gasoducto NordStream 2), reemplazando el gas barato ruso con su gas licuado, ¡40% más caro!
El pueblo europeo paga la subordinación de sus gobiernos a la política exterior norteamericana y el bumerán de las sanciones a Rusia con tarifas de gas casi duplicadas e incremento en los precios de la electricidad de cerca al 70%. Redundando en el aumento del precio de los alimentos y la inflación que han mermado su poder adquisitivo, cuando apenas se recuperaba de los efectos de la pandemia[17]. Todo esto al tiempo que se promueve aumento de los presupuestos militares y los reportes económicos de 2023 reflejan un flojo desempeño general para la zona euro, en especial para Alemania que entró en recesión en el primer trimestre.
El pueblo ucraniano, víctima de la aventura imperialista de Estados Unidos, se ha llevado la peor parte. Ha puesto los muertos, heridos y desplazados en una guerra que se lucha por intereses ajenos, que no tiene oportunidad de ganar, por la que debe hipotecar sus recursos y patrimonio público y en la que los objetivos, metas y tiempos se definen desde afuera. Chass Freeman, ex subsecretario de defensa para la seguridad internacional, explicando el trasfondo de la guerra ha señalado:
“La guerra en Ucrania es una guerra de poder entre Rusia y Estados Unidos para determinar si Ucrania sigue siendo parte de la esfera de influencia estadounidense en la que ha sido absorbida informalmente en 2014 (…) Lo que estamos haciendo, más que acelerar el fin de los combates y algún tipo de compromiso, es prolongar al máximo el conflicto, debilitar la capacidad de Rusia de combatir otra guerra en el futuro (…) Combatiremos hasta el último ucraniano por la independencia de Ucrania”[18].
Aunque el tablero geopolítico no es estático y Europa no es el único lugar en disputa, es evidente que a Rusia el conflicto le representa un retroceso. Hoy se encuentra más cercada por la OTAN, ha perdido área de influencia y está aislado de los mercados y la diplomacia europea que había priorizado durante los últimos 25 años. No se trata de pontificar o defender las política doméstica o exterior del gobierno de Putin sino de entender, con los precedentes enunciados, quien está a la ofensiva y quien a la defensiva en el ajedrez geopolítico.
En últimas, el conflicto ha sido funcional solo a los intereses de Estados Unidos, que suma una aventura imperialista más y arrastra al mundo a la zozobra de una escalada guerrerista mayor. Que sirvan estas líneas para denunciar qué, a nombre del “gobierno del cambio”, Petro insiste en suscribir a Colombia en el redil de la OTAN y mantiene una política de sumisión y alineación con la política exterior de Estados Unidos, la principal amenaza para la paz y seguridad de los pueblos del mundo.
[1] POLÍTICA DE SEGURIDAD, DEFENSA Y CONVIVENCIA CIUDADANA. GARANTÍAS PARA LA VIDA Y LA PAZ 2022-2026 MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL. Página 71. En https://ddhhcolombia.org.co/wp-content/uploads/2023/05/GARANTIAS-PARA-LA-VIDA-Y-LA-PAZ.pdf
[2] Los 15 países con el gasto militar más alto en todo el mundo en 2022https://es.statista.com/estadisticas/635107/paises-con-el-gasto-militar-mas-alto/
[3] 2023 Military Strength Ranking https://www.globalfirepower.com/countries-listing.php
[4] La red internacional del ejército estadounidense. Ubicación de las bases e instalaciones militares. https://elordenmundial.com/wp-content/uploads/2021/10/bases-militares-estados-unidos.png
[5] Solo en lo que va del siglo XXI: Afganistán, Iraq, Libia, Siria, Yemen, además del respaldo a los gobiernos de Israel y Marruecos contra los pueblos palestino y saharaui)
[6] Como cuando expresó en la Asamblea General de la ONU:“¿Para qué sirve la OTAN y los imperios, si lo que viene es el fin de la inteligencia?,¿Para qué la guerra si lo que necesitamos es salvar la especie humana?..” https://apnews.com/article/b2801aa5543eb912bf0455518f49245d
[7] NATO Expansion: What Gorbachev Heard, National Security Archive, George Washington University, https://nsarchive.gwu.edu/briefing-book/russia-programs/2017-12-12/nato-expansion-what-gorbachevheard-western-leaders-early .
[8] Deal or No Deal? The End of the Cold War and the U.S. Offer to Limit NATO Expansion” (2016, pp-7-14) https://www.belfercenter.org/sites/default/files/files/publication/003-ISEC_a_00236-Shifrinson.pdf
[9] Colonel Douglas Macgregor: The US is Deliberately Ignoring the Path to Peace in Ukraine, En https://scotthorton.org/interviews/3-31-22-colonel-douglas-macgregor-the-us-is-deliberately-ignoring-the-path-to-peace-in-ukraine/
[10] Bucharest Summit Declaration https://www.nato.int/cps/en/natolive/official_texts_8443.htm
[11] NYET MEANS NYET: RUSSIA’S NATO ENLARGEMENT REDLINES https://wikileaks.org/plusd/cables/08MOSCOW265_a.html
[12] Abelow, Benjamin. Come l’Occidente ha provocato la guerra in Ucraina (Italian Edition) (pp. 25-26). Fazi Editore. Edición de Kindle.
[13] John Mearsheimer, “Why the Ukraine Crisis is the West’s Fault”, in «Foreign Affairs», settembre/ottobre 2014, https://www.mearsheimer.com/wp-content/uploads/2019/06/Why-the-Ukraine-Crisis-Is.pdf
[14] Ukraine crisis: Transcript of leaked Nuland-Pyatt call https://www.bbc.com/news/world-europe-26079957
[15] Victoria Nuland’s Admits Washington Has Spent $5 Billion to «Subvert Ukraine»
[16] An Existential Threat to Europe’s Security Architecture? https://foreignpolicy.com/2021/12/30/russia-ukraine-nato-threat-security/
[17] Guerra en Ucrania: 6 consecuencias que ha tenido en el mundo https://www.nytimes.com/es/2023/02/28/espanol/guerra-ucrania-impacto.html
[18] Entrevista a Chas Freeman, 24 marzo 2022, https://thegrayzone.com/2022/03/24/us-fighting-russia-to-the-last-ukrainian-veteran-us-diplomat/