La mayoría de las noticias y análisis han registrado los ataques aéreos sobre Irán en el mes de junio como una continuación de la disputa regional que enfrenta a estos dos países hace varias décadas. En algunos casos, la narrativa sugiere que Estados Unidos asistió en defensa de Israel, pero con reservas o como autoridad geopolítica para evitar la escalada del conflicto e intervenir quirúrgicamente contra los avances nucleares de Irán.
Sin embargo, si el análisis se reduce a la trama regional Israel-Irán, se corre el riesgo de perder de vista el liderazgo e iniciativa de Estados Unidos, que no asiste al conflicto obligado o manipulado, sino persiguiendo sus objetivos en una trama mucho más amplia por mantener a flote su hegemonía.
Al menos durante el último lustro el National Intelligence Priorities Framework, principal brújula de inteligencia estratégica de Estados Unidos, ha establecido que Rusia, Irán, China y Corea del Norte forman parte de un mismo eje y esa convicción configura su planificación militar. Uno de los últimos firmados por Biden insistía en este enfoque: «[Estos países] han demostrado la capacidad y la intención de promover sus intereses a expensas de los Estados Unidos y sus aliados”[1].
Recientemente también lo reconoció la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, cuando presentó ante el Comité de Inteligencia del Senado (marzo/2025), el informe anual de Evaluación de Amenazas de la Comunidad de Inteligencia- CI (las 18 agencias de inteligencia) de Estados Unidos:
“China, Rusia, Irán y Corea del Norte colaboran en diferentes áreas para atacar los intereses estadounidenses (…) participan en actividades que desafían las capacidades e intereses de Estados Unidos, especialmente en lo que respecta a nuestra seguridad y economía” [2].
Con ese mismo enfoque debe analizarse los ataques recientes sobre Irán. Teherán es una “amenaza” para la Seguridad Nacional no solo por las aspiraciones nucleares que le imputan Washington y Tel-Aviv sino también -y principalmente- por su alineación geopolítica.
A pocos días de los bombardeos de Israel sobre Irán, Michael Flynn, teniente general (retirado) del Ejercito especializado en Inteligencia Militar, ex director de la Agencia de Inteligencia de Defensa durante la administración Obama y ex Asesor de seguridad nacional de Donald Trump[3], declaró en una entrevista con Stephen Bannon que la guerra contra Irán tiene como objetivo último debilitar a China, a través de la promoción de un cambio de régimen en Irán:
“Una relación positiva de Estados Unidos con un [nuevo] régimen iraní, sea cual sea el régimen que surja de las cenizas, si tenemos una relación positiva con ese régimen, eso realmente beneficia a Estados Unidos de América, particularmente frente a China, y debilita a China”[4].
Los ataques de Estados Unidos e Israel sobre Irán fueron entendidos por muchos como una contracción con la política de “Pivot to Asia”, sin embargo, Flynn plantea que es un paso necesario para completar el cerco contra Pekín:
“Tenemos que permitir que Israel termine el trabajo” (…) “Cuando lo haga—y va a llevar un tiempo—, permitirá que Estados Unidos se centre completamente en China” (…) Debemos centrarnos en el principal adversario del siglo XXI, y ese es China. China, China, China: eso es lo que quiero que su audiencia entienda”
Los planes de USA e Israel con Irán: hacia el cambio de régimen
Romper unilateralmente el acuerdo nuclear (Plan de Acción Integral Conjunto -JCPOA), le dio nuevamente a Estados Unidos la justificación permanente para aplicar sobre Irán coacción diplomática, sanciones económicas[*] y agresiones militares o una combinación de todas como se entiende la política de “Máxima presión”.
Dicha combinación de estrategias ha estado presente en el debate de los círculos políticos especializados en Estados Unidos desde 2009, cuando el Brookings Institution, uno de los think tank más influyentes en Washington, publicó “Which Path to Persia? Options for a New American Strategy Toward Iran» una especie de menú de estrategias para contener el “desafío multifacético” que representaba Irán.
El documento es reconocido como pilar no-oficial de la política estadounidense sobre Irán teniendo influencia directa en documentos oficiales como el National Security Strategy (NSS) de 2017 (Trump) y el de 2022 (Biden), así como en la “Maximum Pressure” Policy (2018–2021) de la primera administración Trump, desarrollada por Flynn, Bolton y Pompeo.
Los autores, entre los que se encuentran ex agentes de la CIA, ex embajador de Israel y altos miembros de los equipos de Clinton y Obama establecen para cada ruta un marco temporal, riesgos, ventajas, dificultades y costos.
Las 8 rutas contemplan desde la diplomacia directa hasta la invasión terrestre y ocupación, pasando por la presión diplomática y económica, un cambio de régimen a través de una guerra encubierta con el financiamiento de disidencias internas, un ataque militar aéreo y la que parece ser la preferida en los años recientes titulada “Leave it to Bibi (Netanyahu): allowing or encouraging an Israeli Military Strike”.
A través de Israel, los Estados Unidos han proyectado su influencia en la región o como expresó Alexander Haig, secretario de Estado de Reagan: “Israel es el portaaviones estadounidense más grande del mundo que no puede ser hundido, no transporta ni un solo soldado estadounidense, y está ubicado en una región crítica para la seguridad nacional de Estados Unidos.”[5]
Irán representa la oposición más potente y longeva a dicha estrategia estadounidense y a las pretensiones expansionistas de Israel en la región que se retroalimentan del apoyo político y militar de Washington. La búsqueda del “Gran Israel” [6], esto es, su reivindicación de soberanía sobre territorios más allá de lo que se le reconoce internacionalmente, encuentra la oposición política y militar de grupos como Hezbollah o Hamas apoyados desde Teherán.
En armonía con la estrategia global norteamericana, Irán viene calificada como “amenaza existencial” por parte de Israel y sobre esa retórica se ha construido el consenso político-militar del cambio de régimen[7]. Preguntado sobre los objetivos de Israel tras los ataques aéreos el mismo Netanyahu respondió con aires de libertador:
“Quiero decirles que hace 2500 años, Ciro el Grande, rey de Persia, liberó a los judíos. Y hoy, un estado judío está creando los medios para liberar al pueblo persa”[8].
Dicho esto, es fácil reconocer que los ataques recientes sobre Irán son apenas un capítulo de una larga guerra contra los persas que comenzó con el Golpe de Estado de 1953 por su intento de nacionalizar las rentas petroleras y que parece extenderse ahora en clave de un conflicto geopolítico más amplio contra China y Rusia y en a escala regional a través de Israel y sus objetivos expansionistas.
Este análisis no pretende desconocer las contradicciones al interior de Estados Unidos sobre la cuestión iraní o las contradicciones a nivel táctico entre Washington y Tel-Aviv en Medio Oriente, pero sí establecer que la política exterior de Estados Unidos es el marco principal que limita o condiciona los movimientos de otros actores.
La intención de Washington de mantener a flote su hegemonía a cualquier precio, ratifica su antagónico papel como la principal amenaza para la paz y la seguridad del planeta. En la región, a través de Israel profundiza su influencia con caos, guerras y hasta el genocidio en curso. En el último apartado exploraremos específicamente como se encuentran posicionados los otros actores en el conflicto.
[1] Annual Threat Assessment of the U.S. Intelligence Community, February 2022
[2] DNI Gabbard Opening Statement for the SSCI As Prepared on the 2025 Annual Threat Assessment of the U.S. Intelligence Community, en iranwatch.org . Marzo 25 de 2025
[3]Aunque su paso como asesor fue fugaz por irregularidades legales. Su retórica sobre Irán, el equipo construido y su postura a favor de cancelar el JCPOA (acuerdo nuclear con Irán) se le atribuyen como parte de su legado en las administraciones Trump
[4] General Flynn “We Have To Allow Israel To Finish The Job”
https://www.youtube.com/watch?v=LGl_CcoUqAg
[5] Ver John Mearsheimer y Stephen Walt, The Israel Lobby and U.S. Foreign Policy
[6] Altos del Golán (Siria), sur del Líbano, Península del Sinaí (Egipto), territorios del oeste de Jordania y por supuesto los territorios ocupados ilegalmente en Palestina (Cisjordania, Franja de Gaza, Jerusalén Este…)
[7] Ver “Regime Change and the Overall Campaign Against Iran” (Raz Zimmt, INSS Insight No. 1934, febrero 2025)
[8] Ver “De Beersheba a Babilonia: Netanyahu se presenta como liberador de Irán”. En The Guardian,19 junio 2025
[*] Las sanciones incluyen aquellas dirigidas al sector energético, incluyendo corporaciones extranjeras que invierten en él o comercian y transportan su petróleo; el sector financiero incluído su Banco Central; su transporte marítimo, la construcción, la minería, el sector textil, automotriz y manufacturero. https://www.congress.gov/crs-product/IF12452





