El karma es un concepto presente en varias religiones y creencias, una forma de justicia natural o divina que premia las buenas acciones y castiga las malas. El momento actual de la relación Colombia – Estados Unidos permite aplicar el concepto a la situación que vive Gustavo Petro frente a su homólogo Donald Trump.
Petro perteneció al M-19, guerrilla que nunca se caracterizó por un carácter antigringo. Al contrario, sus desmovilizados hicieron parte del acuerdo político encabezado por el bipartidismo liberal-conservador para cambiar la Constitución de Colombia e introducir los postulados del Consenso de Washington que en nuestro país se llamó “apertura económica”.
Petro fue un congresista bastante gris y poco relevante hasta que durante el Gobierno de Uribe protagonizó un resonado debate señalando los vínculos del paramilitarismo con parte de la clase política nacional. En el libro ‘El hereje: Carlos Gaviria’, Ana Cristina Restrepo narra un episodio, en la página 171, en la que Carlos Gaviria explica por qué sus debates no contaban con el tipo de datos con los que contó Petro para su debate sobre paramilitarismo.
“Yo contrato gente decente: ¿tú sabes que se necesita para conseguir esos datos? ¡Se necesitan hacer muchas cosas no muy buenas!”.
Con las filtraciones de Wikileaks salió a relucir, en un cable del 27 de mayo de 2008, en tiempos de Uribe y Bush, el entonces senador Petro le dijo a funcionarios de la Embajada norteamericana que no descartaba que dos congresistas, compañeros de su partido, tuvieran vínculos con las Farc. Según Daniel Coronell: “Petro no mencionó pruebas (…) simplemente dejó en el aire la sospecha contra sus copartidarios frente a diplomáticos norteamericanos” (Petroleaks, 2019).
En entrevista con El Tiempo, el 14 de mayo de 2022, ad portas de la segunda vuelta, Petro preciso su carácter: “yo he estado ligado, mucho, por mis debates sobre la parapolítica al sector progresista del Partido Demócrata”. Agregó: “Washington se iba convirtiendo en mi segunda ciudad, alcancé a estar exiliado” y que el senador Ted Kennedy: le “salvó la vida”.
El exsecretario de Estado norteamericano Henry Kissinger es el autor de una frase que pasó a la historia: “ser enemigo de Estados Unidos puede ser peligroso, pero ser su amigo es fatal”. Lo dijo para advertir sobre la importancia de respaldar a los aliados de la superpotencia, sin embargo, lo acontecido en el mundo desde entonces corrobora otra célebre frase de la geopolítica gringa: “Estados Unidos no tiene amigos eternos ni enemigos perpetuos, solo intereses”.
Con su Gobierno descertificado, y él y su círculo íntimo incluidos en la lista Clinton, el karma de Petro se puede resumir con otro adagio popular: “mal le paga el diablo a quién bien le sirve”.
Columna de opinión tomada de Vanguardia.
Publicada el 25 de octubre de 2025.





