¿Sabía usted que cada colombiano debe $21,192,307 de pesos por virtud de la deuda pública? Esta es una breve reseña de cómo el Gobierno de Petro ha empeorado la situación del “gota a gota” más grande de Colombia: la deuda pública.
El Gobierno radicó en el Congreso de la República el proyecto de Ley del Presupuesto General de la Nación para el año 2026 por un monto de $556,9 billones, un 28,9% del PIB. Varias críticas se le pueden hacer al proyecto, sin embargo me centraré en los $102,4 billones que se destinarán al pago del servicio de la deuda.
De acuerdo con el economista Germán Machado, desde agosto de 2022 a junio de 2025 la deuda pública ha crecido en $302 billones pasando de $800 a $1,100 billones de pesos, en otras palabras, gracias al Gobierno de Petro cada colombiano se ha endeudado en $5.807.692, monto que debe sumarse a la deuda adquirida por los anteriores gobiernos, $15,384,615 por habitante.
El presupuesto de 2026 contempla una reducción de $10 billones de pesos en el pago al servicio de la deuda, y no porque se deba menos, al contrario, el actual Gobierno ha llevado al país a niveles récord de endeudamiento. La disminución ocurre por una renegociación de la deuda para reducir la cuota anual a cambio de pagar más intereses y hacer menores abonos a capital.
Dicha renegociación empeora el perfil de la deuda al destinar un menor porcentaje para los abonos a capital pasando de 47% en 2025 a 28% en 2026, mientras aumenta el pago a intereses de 53 de cada 100 a 72 de cada 100 pesos. Pagar para que le presten y pedir prestado para que pague. Un círculo vicioso que agrava la condición de deudor “gota a gota” que tiene el país con sus acreedores.
Para dimensionar estas cifras conviene dividir el rubro del servicio a la deuda pública, $102 billones para 2026, en el número de personas ocupadas en Colombia, unas 23,700,000, para hacer evidente que cada colombiano ocupado deberá contribuir con $4,294.194 pesos, equivalente a un “servicio público” de $357,849 pesos mensuales durante el año entrante.
Resulta oportuno adelantar un debate nacional sobre la deuda pública y preguntase si se está usando como una palanca para el desarrollo o más bien opera como un lastre que convierte al contribuyente en un Sísifo moderno, ya no condenado a empujar eternamente una piedra cuesta arriba solo para verla rodar de nuevo hacia abajo, sino condenado a pagar cada vez más impuestos para cubrir una deuda que en lugar de disminuir crece y cuyos resultados en el bienestar de la población distan mucho de hacerse palpables.
Columna de opinión tomada de Vanguardia.
Publicada el 2 de agosto de 2025.