Colombia Soberana rechaza las declaraciones del secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, sobre la condena judicial contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Su mensaje es un acto de injerencia propio de la opresión neocolonial a la que Colombia ha estado sometida por más de un siglo, y continúa estando hoy bajo el gobierno Petro.
A pesar de servirse con tanta frecuencia de sus decisiones, los jefes de turno de la metrópoli no pierden la oportunidad para pisotear los aparatos judiciales de sus periferias. Lo hacen al compás de sus necesidades externas, como cuando deploran que sus tratados no se apliquen a rajatabla, pero también de las internas, como cuando granjean electores simulando distancias con gobiernos cercanos.
Carlos Gaviria resaltó el papel de los jueces como última reserva civilizatoria. Francisco Mosquera y Héctor Valencia, a su vez, llamaron a defender las instituciones democráticas como medio para las luchas nacionales. El ataque de Rubio a los primeros y las segundas, como tantas otras erosiones a nuestra soberanía, es tolerado por todos los protagonistas de la política nacional.
Mientras las caras de la «oposición» y los «independientes» replican el mensaje de Rubio o guardan silencio, el gobierno de Gustavo Petro limita su respuesta a una nota impersonal de la cancillería. Apartándonos del servilismo en boga, reafirmamos que la democracia y el bienestar del pueblo solo podrán materializarse cuando Colombia ejerza plenamente su soberanía frente a Estados Unidos y cualquier otra potencia extranjera.