Urgen políticas de competitividad al sector arrocero en Colombia

Entre enero de 2024 y enero de 2025 el precio de la tonelada de Arroz Paddy verde, recién cosechado, todavía con la cáscara, varió en $276.771, a la baja. Esto ha llevado nuevamente a los cultivadores de arroz de las regiones más productoras del país ―Casanare, Centro (Tolima, Huila, Cundinamarca y Valle) y Meta, quienes producen el 75 % del arroz total, según DANE― a exigir soluciones de fondo, mediante políticas públicas, para evitar que este ciclo de protestas se siga repitiendo, aduciendo el malestar ante las altas importaciones, altos costos de producción y, como efecto, la caída del precio interno.

De las estadísticas que viene emitiendo FEDEARROZ en los últimos cinco años, en cuanto a las importaciones, tanto de arroz paddy como arroz blanco, se resalta las cifras atípicas del año 2021, frente a 2020 y años siguientes (ver cuadro). 

Tabla 1. Cuadro elaboración propia, datos tomados de Fedearrroz. Tn (tonelada) – $ (precio) – Has (hectáreas).

Basados en las cuentas del comercio exterior del arroz en Colombia, el balance de importaciones es bajo respecto a la producción nacional. Como expone la ANDI, en promedio solo ha representado un 4 % del volumen de arroz blanco consumido en el país; en los últimos cinco años la más alta importación registrada se dio en el año 2020. En ese orden, hay inquietudes frente al desmonte paulatino de los aranceles fijados en el TLC con Estados Unidos, que para 2030, llegará a cero (0). De igual manera, otro de los factores relacionados con el comercio exterior del arroz, mencionado por INDUARROZ y FEDESARROLLO, y que afectan el mercado interno, es el contrabando proveniente de Ecuador y Venezuela que crece por la debilidad institucional en el control fronterizo.

Con respecto a los costos de producción, según la UPRA (Plan de ordenamiento productivo del arroz 2020-2030), en el 2015 los costos de producción en Colombia frente a Estados Unidos y Brasil, fueron inferiores, pero al medir la productividad en Colombia del arroz paddy verde secano en 5,5 tn/ha, con el de Estados unidos 8,1 Tn y Brasil 5,7 Tn, resultan costos más altos en Colombia, 35 % por tonelada. Y frente a los países del sur de Asia, los que dominan el mercado exterior, la diferencia oscila entre un 110 a 127 % a favor de estos.

Por otro lado, más del 90 % de la producción de arroz en el país se dirige al consumo, estamos hablando entonces de soberanía alimentaria, y así lo expresa la ANDI en su informe: ¿Cómo lograr un sector arrocero competitivo para 2030? “El consumo de arroz es sinónimo de seguridad alimentaria, es un cereal nutritivo y son las personas con menos ingresos quienes más lo consumen”. Visto desde el consumo per cápita, el promedio mundial se mantiene en 55 kg, sobresaliendo los países asiáticos con 300 kg, Cuba 77 kg, Brasil 40 kg, Ecuador 68 kg y Colombia 46 kg/persona/año.

Es por eso que ante la baja en el precio de compra del arroz paddy, los arroceros piden al Gobierno Nacional el incentivo de almacenamiento de la cosecha como herramienta para acordar un precio mínimo de compra, al igual que en junio de 2022, 2023 y 2024. ¿Y por qué un incentivo para almacenar el grano? Para entender esto hay que conocer el método de cultivo y las épocas de cosecha en Colombia. Señala FEDESARROLLO que en el país coexisten dos formas de producir arroz paddy verde, el primero, a través de sistemas de riego en el cual el agua es suministrada por los Distritos de Riego, lo cual permite una producción homogénea y permanente en el año, y el cultivo de arroz denominado secano que depende del régimen de lluvias de la zona donde se siembre (especialmente entre abril y octubre), dando lugar a la estacionalidad del 70 % de la cosecha en el segundo semestre del año, en los meses de septiembre y octubre.  

De ahí la importancia del subsidio de almacenamiento que, según FEDEARROZ, desde 1997, año de liquidación del IDEMA (Instituto de Mercadeo Agropecuario) se viene implementando, el cual consiste en almacenar en su mayor parte en los molinos de los industriales una parte de la cosecha de segundo semestre. Esos recursos se destinan para asumir parte de los costos del almacenamiento y así garantizar el abastecimiento al consumidor durante el primer semestre del año y se reconoce a quienes almacenan el arroz, tanto a los productores como a la industria. En términos del Ministerio de Agricultura: “el incentivo es una medida temporal, que con el tiempo ha adquirido permanencia, pero que ha mostrado ineficiencia desde hace 30 años como instrumento de planificación de siembras y organizar los niveles de producción del grano”. 

En esa línea, una de las propuestas de los gobiernos anteriores y el actual, junto con el  Consejo Nacional del Arroz (equipo de concertación presidido por Min agricultura, donde participan agentes económicos públicos y privados como Fedearroz, Acosemillas, Induarroz, Fenalco y la Bolsa Mercantil de Colombia) ha sido el anuncio de líneas de crédito especiales para hacer plantas de secamiento y silos. De hecho, según la exministra Cecilia López, “esto permitiría que los productores dejarán de depender de los molineros, y les permita romper esa subordinación de los productores de arroz a los molinos y mantener un máximo de 520.000 hectáreas sembradas. Lo que a su vez llevaría al Gobierno a realizar inversión en los distritos de riego. Sin embargo, este fomento no ha dado los resultados esperados.

En consecuencia, con el fin de atender esta crisis, el pasado 19 de febrero se reunió el Consejo Nacional del Arroz, se hicieron propuestas, concertaciones, acuerdos, reconocimientos y compromisos, nada diferente a los años anteriores, sin solucionar la situación coyuntural y estructural de un sector productivo agrario sobrediagnosticado, el cual sigue sin políticas públicas para quitar presión a la industria sobre la formación del precio del arroz paddy y su efecto en el arroz blanco. Y de manera especial, preparar al sector frente a un TLC con arancel cero “0” para el 2030.