La Cámara le dijo sí a la reforma laboral impuesta por Estados Unidos. Aunque el Gobierno Petro la presente como restitutiva de derechos, se trata de hacer realidad la cláusula laboral del Tratado de Libre Comercio entre Colombia y EE. UU., en el capítulo 17. Una serie de ajustes calculados para asegurar que la mula y el azadón colombiano no le compitan a la maquinaria gringa de última generación. Una reforma con un hecho paradójico: los promotores y defensores del TLC, la critican; mientras las centrales sindicales, antes opositoras al TLC, la defienden.
El TLC negociado por los republicanos, en 2006, fue congelado por los demócratas tras hacerse al control del Congreso (2007) y ganar la presidencia con Obama (2008). Presionados por los sindicatos, impusieron una modificación en nueve capítulos del tratado[1], que incluyó el artículo 17.2 con los cinco derechos laborales fundamentales de la OIT[2]. Además, siguiendo la experiencia del TLC con Canadá y México (1994), impusieron un Plan de Acción Laboral en 2011[3], como un intento de mitigar el diferencial del trabajo barato colombiano, siete veces menor que el gringo. Del PAL Obama – Santos, se derivó, por ejemplo, la eliminación en Colombia de las Cooperativas de Trabajo Asociado en la caña, flores, palma, banano y puertos.
Por la misma época, el entonces senador Petro visitó EE.UU. Regresó convencido de las bondades del TLC y le pidió al Polo apoyarlo. Diecisiete años después, como presidente, cumple con los compromisos adquiridos en la gira a Washington[4]. Santos, al que le correspondió para destrabar el tratado, decía en 2011: “el TLC es único en su género porque no sólo regula el comercio de bienes y servicios, sino que contiene también un capítulo laboral que garantiza los derechos de los trabajadores de ambos países”. Y a renglón seguido indicó la verdadera naturaleza de la actual reforma laboral de Petro (2024): “El objetivo es garantizar que ningún país hará más laxas sus normas laborales, en desmedro de los trabajadores, para volver más competitivos sus productos”[5].
¿Qué es una cláusula laboral en el contexto del libre comercio?
Son instrumentos para evitar que la liberalización comercial derive en situación de “dumping social”. ¿Qué es el dumping social? Es “emplear las condiciones laborales como mecanismo para ganar competitividad, ampliar cuota de mercado, atraer y mantener inversión extranjera”. En resumen, competir con trabajo precario.
EE.UU., Canadá y la Unión Europea, son los promotores de cláusulas laborales. Como no han logrado que se estandaricen en el marco de la Organización Mundial del Comercio, las vienen imponiendo a países pobres mediante acuerdos comerciales, la OCDE[6] y la OIT, bajo el discurso del “trabajo decente”. Desde 1994 las han incluido en más de 75 tratados bilaterales que involucran a 105 economías, el 50 % después del año 2008 (OIT, 2016). Un asunto que conocen los principales dirigentes de las centrales sindicales[7].
Reforma laboral Petro: tutelada por Washington
La administración Biden ha realizado un tutelaje exhaustivo del proceso de reforma laboral. Intercambia opiniones con centrales sindicales[8], exige a MinTrabajo celeridad frente al cobro de multas[9] a empresas por violación de derechos laborales[10], dan indicaciones a miembros del Gobierno Petro sobre los compromisos internacionales en materia laboral[11] y, luego de hundido el primer proyecto, ofrecieron el apoyo para el nuevo trámite[12], y finalmente la Embajada emitió una declaración respaldando (exigiendo) la reforma[13]. ¿Les permiten lo mismo a los funcionarios colombianos con la legislación laboral gringa, que solo cumple con uno de los ocho acuerdos esenciales de la OIT? La ley del embudo del imperialismo a sus colonias.
La reforma es contra la empresa y el empleo colombianos
Las concesiones nominales en la reforma laboral no están pensadas para elevar el bienestar de los trabajadores. Las licencias, los recargos, el contrato agropecuario, la promoción de la negociación colectiva por ramas de industrias y la unidad negocial (ambas excluidas de la reforma, por ahora), son medidas para elevar el costo de operación de la empresa colombiana, agobiada precisamente por la competencia desleal que impone el TLC, y para acosarlas en caso de incumplimiento, como será mayoritariamente entre las pymes, ni qué decir en las micro. En 2016, presionados por los compromisos del PAL, se presentó una lluvia de multas a empresas nacionales[14].
Conquista no es igual a concesión. Sirva de ejemplo el beneplácito del recargo nocturno, dominical y festivo. El Gobierno dice que puede beneficiar al 17 % de los ocupados, pero que recaerá sobre pymes, porque a las grandes compañías le reservan la jornada 6 horas por 6 días a la semana, en la que no operan los recargos. Ya la implementan a hurtadillas compañías como Nestlé, caracterizada por violar la libertad sindical con la anuencia actual del Gobierno Petro[15].
El contrato agropecuario, excluido en la Cámara, puede revivir en el Senado. Es un mecanismo para arrinconar a productores campesinos, por la vía de exigir condiciones que no pueden cumplir y les hacen imposible competirle a la todopoderosa agricultura gringa, como lo denunció Aurelio Suárez (2023)[16].
Los gremios económicos colombianos saben lo que significa el acoso gringo. En 2010, Bavaria, Coca Cola, Nestlé, Bimbo y otras, demandaron a los 14 ingenios azucareros, por supuestas “prácticas restrictivas de la competencia en el mercado del azúcar”. Aunque la regulación del mercado del azúcar obedece a instrumentos de política pública, en 2015 la Superintendencia les impuso una multa por $324 mil millones de pesos a los ingenios y a sus principales directivos. Hecho inédito que Santos utilizó para reducir la franja arancelaria del 120 al 70 % y para intentar el desmonte del Fondo de Estabilización de Precios del Azúcar (FEPA). De no ser por la movilización social, liderada por los sindicatos, el daño para el país habría sido incalculable.
EE.UU. le exige a Colombia que defina estándares laborales que ellos no aplican y le prohíbe las medidas de fomento productivo que ellos utilizan ampliamente. Mientras existan 2,5 millones de desempleados y 11 millones de ocupados en la informalidad, ese “ejército de reserva” será lo que defina el nivel general de salarios. “Gente que trabaje hay mucha”, es la frase consuetudinaria en el mercado laboral colombiano, que define la carencia de estabilidad para un trabajo digno.
Por eso, la mejor reforma laboral inicia, como tarea crucial para Colombia, en la recuperación de un sistema de economía política que desde el Estado desarrolle los poderes productivos de la nación, liderado por la industria moderna, con prioridad en el mercado interno, mediante la aplicación de un robusto plan de fomento productivo y de empleo decente y un indispensable cambio en la estrategia comercial, guiada ahora por los inicuos TLC.
Esa descomunal tarea no se conseguirá como una dádiva del imperialismo que nos saquea, sino que será la conquista de un frente unido de salvación nacional. A ese propósito se dedican los esfuerzos de Colombia Soberana.
[1] Protocolo modificatorio TLC Colombia – EE.UU. https://www.tlc.gov.co/TLC/media/media-TLC/Documentos/1166.pdf
[4] https://gustavopetro.blogspot.com/2007/03/notas-del-viaje-washington-marzo-4-al.html
[5] Santos en Congreso de la CGT 2011. https://www.minsalud.gov.co/Paginas/Cap%C3%ADtulo-laboral-del-TLC-con-Estados-Unidos-garantiza-los-derechos-de-los-trabajadores–.aspx
[7] Capacitación dirigencia sindical sobre cláusulas laborales https://x.com/cutcolombia/status/1819123515947192442
[8] CUT y delegación gringa. https://x.com/cutcolombia/status/1597264836014247940
[9] Noticas Caracol. https://www.youtube.com/watch?v=lRzzbBpAmf0
[10] Noticia EE.UU. pide que se cobren las multas por violación de normas laborales. https://x.com/NoticiasCaracol/status/1597564112283705345
[14] Multas a empresas colombianas. https://www.elcolombiano.com/negocios/multas-a-empresas-por-incumplir-normativa-laboral-YC5325706
[15] Denuncia sindicato en Nestlé. https://www.elsaltodiario.com/multinacionales/mauricio-valencia-huelga-indefinida-sinaltrainal-sindicato-agroalimentario-colombiano-nestle