Iván Duque nos trató de sacar 23,4 billones de pesos en un año con una reforma tributaria y millones de personas salimos a protestar.
Gustavo Petro nos ha sacado 23,8 billones de pesos subiendo el precio de la gasolina y prácticamente nadie ha salido a protestar.

Al contrario, los protagonistas de la política han salido a apoyarlo:
- Miguel Uribe dice que es una decisión responsable
- Vargas Lleras dice el que se oponga es un populista,
- Claudia López dice que, el que no pueda pagarla, debería comprar bicicleta
- y Fajardo dice que es una de las “cosas buenas” que ha hecho este gobierno.
Usted puede llegar a la conclusión de que, si todos ellos dicen que la gasolina tenía que subir, la gasolina tenía que subir.
Pero también puede averiguar usted mismo si la gasolina tenía que subir o no.
Si usted consulta las estructuras del precio del galón de gasolina de la Unidad de Planeación Minero Energética y la Comisión de Regulación de Energía y Gas, puede comprobar que ese precio depende de cuánto se le paga al que produce la gasolina o la trae del extranjero.
Si usted estudia la Resolución 18 1602 de 2011, puede comprobar que eso lo decide el Ministerio de Minas y Energía, con una fórmula que dice que hay que pagarle lo que le pagarían si vendiera ese galón de gasolina en Estados Unidos.
Y, si usted mira cuánto se pagaba por ese concepto cuando Gustavo Petro llegó a la presidencia, puede comprobar que estaba por debajo de lo que le hubieran pagado si hubiera vendido ese galón de gasolina en Estados Unidos.
Usted puede llegar a la conclusión de que, si había una norma que decía que el precio de la gasolina tenía que subir, esa norma tenía que aplicar.
Pero también puede averiguar usted mismo si esa norma tenía que aplicar o no.
Si usted lee la Constitución, puede comprobar que el presidente no puede dejar de aplicar la Constitución, porque esa norma está por encima de él, y tampoco puede dejar de aplicar una Ley, porque eso le corresponde al Congreso, pero sí puede dejar de aplicar una resolución, porque el encargado de expedirlas, modificarlas o derogarlas es el presidente.

Si usted se devuelve a la Resolución 18 1602 de 2011, puede comprobar que ella no es la aplicación de una norma superior que diga que tenemos que pagar el precio de la gasolina de Estados Unidos.
Al contrario, es la aplicación de una norma superior que dice que el gobierno tiene el poder de dirigir la economía, y utiliza ese poder para hacernos pagar el precio de la gasolina de Estados Unidos.
Eso quiere decir que, si el presidente hubiera querido que el precio de la gasolina no subiera, podría haberlo impedido, y, si quisiera bajarlo en este momento, también podría hacerlo.
Sin embargo, si usted escucha lo que dicen Petro, Uribe, Vargas, López y Fajardo, y lee a los que ellos toman como referentes para este tema, puede comprobar que no se quedan solo en lo jurídico y mencionan 4 razones por las que no podemos dejar de pagar la gasolina al precio de Estados Unidos:
- Porque el que la produce en Colombia se la podría a llevar a Estados Unidos o a cualquier otro país donde le paguen ese precio y dejarnos sin nada.
- Porque no podríamos traer gasolina de Estados Unidos, o de otros países con ese precio, para cubrir el faltante de gasolina que no podemos producir en Colombia
- Porque ese precio lo terminaría pagando el gobierno con el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), quitándole plata a la educación, la salud y demás
- Porque estaríamos beneficiando a los ricos que son los que usan gasolina y haciéndole un daño al medio ambiente al no promover que se reduzca su consumo
Usted puede llegar a la conclusión de que, si hay tantas razones debe ser porque son ciertas.
Pero también puede averiguar usted mismo si esas razones son ciertas o no.
La gasolina se produce a partir del petróleo en unas instalaciones que se llaman refinerías y, si usted busca cuáles hay en Colombia, puede comprobar que todas son propiedad de Ecopetrol, o sea, que Ecopetrol es la única empresa que produce gasolina en nuestro país.
Si usted consulta la Ley 1118 de 2006, puede comprobar que Ecopetrol es una empresa del gobierno, quien controla el 85 % de sus acciones y puede escoger o cambiar a los directivos, que son los que toman todas las decisiones, o sea, que Ecopetrol no puede hacer nada con lo que el gobierno no esté de acuerdo.
Eso quiere decir que la única forma en la que el único productor de gasolina en Colombia podría decidir llevársela a otro país sería que el gobierno quisiera que eso pasara.
Si usted consulta los reportes trimestrales de Ecopetrol, puede comprobar que sus refinerías nunca utilizan toda su capacidad para producir gasolina y, si mira los análisis de los expertos, puede comprobar que nunca se ha invertido lo suficiente para ampliar al máximo esa capacidad.
Y, si usted observa la actualidad del mercado de gasolina en Colombia, puede comprobar que por primera vez en la historia Ecopetrol está empezando a perderlo, siendo que históricamente había sido la única que traía gasolina del extranjero, porque la subida del precio atrajo a otras empresas que ya están trayéndola y compitiendo con ella.
Eso quiere decir que, si Ecopetrol no produce más gasolina en Colombia y si pierde plata en relación con la gasolina traída de afuera, es porque nuestros gobernantes quieren que eso pase.
Si usted estudia la Ley 1151 de 2007, la Ley 819 de 2016, el Decreto 1880 de 2014, el Decreto 1068 de 2015 y el Decreto 1451 de 2018, puede comprobar que el Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles es un “fondo-cuenta”, que la Corte Constitucional define como “un sistema de manejo de cuentas”.
Esas leyes se limitan a decir que el gobierno tiene que calcular cuál es la diferencia entre el precio de Estados Unidos y el precio que el consumidor le paga a Ecopetrol, y que debe registrar cuánto se le quedaría debiendo a Ecopetrol por esas cuentas.
Los únicos que hablan de pagar esas cuentas son los decretos, que el presidente podría cambiar si quisiera, pero incluso en ellos se dice que el gobierno podría aplazar esos pagos indefinidamente.
La cosa funciona parecido a los cartones que los tenderos de barrio utilizan para saber cuánto le han fiado a cada cliente, pero, como el gobierno es el que controla Ecopetrol, el nombre que estaría anotado en ese cartón sería el del propio dueño de la tienda.
Si un tendero anota en un cartón el valor de todas las cosas que toma de su tienda para usar en su casa, hay que felicitar a ese tendero, porque es muy organizado.
Pero si utiliza ese cartón para decirle a sus hijos y a su mujer que no puede pagarles el colegio ni las medicinas porque está muy endeudado con su propia tienda, y porque él mismo se puso un ultimátum para pagarse, ese tendero está haciendo las cosas mal.
Eso quiere decir que, si se utiliza la salud y la educación como chantaje para subirle a la gasolina, es porque el gobierno quiere utilizarlas de esa manera.
Si usted hace un cálculo con las últimas cifras disponibles del Registro Único Nacional de Tránsito y del DANE (citadas por Revista Motor y la ANDI), puede comprobar que casi el 80 % de los carros y las motos que hay en Colombia pertenecen a hogares de estrato bajo-bajo, bajo y medio-bajo.

Y, si usted consulta estudios internacionales sobre el tema, como los de la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe, puede comprobar que, tanto en el país como en la región, subirle a la gasolina no sirve para que esa gente deje de usarla, sino para sacarle más plata del bolsillo, porque la gente sigue usando su carro y su moto, por falta de alternativas.
“Las elasticidades precio inferidas para América Latina sugieren que la respuesta al alza del precio es poco sensible, de modo que —en un entorno de rápido crecimiento— es muy probable que el consumo continúe aumentado. En todo caso, las bajas elasticidades precio pueden utilizarse por motivos recaudatorios. De este modo, una estrategia que procure contribuir al control de la demanda de gasolinas requiere, además, una estrategia de precios relativos o impuestos que reflejen el costo real de su consumo, medidas regulatorias tales como estándares de emisiones por kilómetro recorrido, limitaciones al tráfico vehicular, una infraestructura de transporte público adecuada, acompañada de ciclovías y áreas confinadas para peatones. Además, en un ámbito más general, se requiere la conformación de un estilo de desarrollo urbano consistente con estas medidas”. |
Eso quiere decir que, si nuestros gobernantes le suben a la gasolina, no es por razones de justicia social ni de justicia ambiental, sino porque quieren que así sea.
Son muy pocas las veces que alguien ha confrontado con estos datos a Petro, Uribe, Vargas, López, Fajardo, o los que ellos toman como referentes para este tema.
Sin embargo, varios de ellos se han visto abocados a confesar que el verdadero origen de su postura es el Informe 19/344 del Fondo Monetario Internacional (FMI), en el que esa institución le dijo a Colombia que tenía que subirle el precio a la gasolina.
El Fondo Monetario Internacional dice que se preocupa por el bienestar de todos los países del mundo y usted puede quedarse con esa conclusión.
Sin embargo, también escuchar otras opiniones que consideran que el Fondo Monetario Internacional es una herramienta utilizada por Estados Unidos para alcanzar el objetivo político de proteger a los grandes inversionistas violando la soberanía de otros países, como lo ha dicho la Comisión sobre Instituciones Financieras Internacionales del propio Congreso de los Estados Unidos.
Estados Unidos ha utilizado el FMI como herramienta para la realización de sus designios políticos (…). Protegieron a los bancos estadounidenses y de otros países, a las instituciones financieras y a ciertos inversores, ocasionando al mismo tiempo desastres a los ciudadanos de los países endeudados (…). No han asegurado el progreso económico. Han minado la soberanía nacional y muy a menudo han obstaculizado el desarrollo de instituciones democráticas responsables capaces de corregir sus propios errores y de responder a los cambios que intervienen en la situación exterior (…). |
Si usted averigua quiénes controlan a las empresas multinacionales que ya empezaron a quitarle a Ecopetrol el mercado de la gasolina en Colombia, quiénes controlan la minoría de las acciones de Ecopetrol quedándose con una parte de sus ganancias y quiénes controlan el espiral infinito de la deuda pública al que el gobierno ha destinado los recursos que obtiene con la subida de la gasolina, seguramente termine inclinándose a favor de esa opinión.
Si usted lee ese Informe 19/344, o cualquier otro documento del Fondo Monetario Internacional, puede comprobar sus “recomendaciones” no son de por sí obligatorias, sino que cada gobierno de cada país decide si somete y hasta dónde lo hace.
Si usted hace un cálculo con las últimas cifras de producción y de consumo de petróleo y de sus derivados de la Agencia de Información Energética de Estados Unidos, puede comprobar que Colombia está dentro de los 20 países que tienen el mayor superávit de todo el planeta.
Y si usted revisa el precio de la gasolina en cada uno de esos 20 países, en un portal como Global Petrol Prices, puede comprobar que los únicos donde la gasolina es más cara que en Colombia son Canadá, donde la riqueza por habitantes es seis veces la nuestra y Noruega, donde la riqueza por habitante es doce veces la nuestra.
Si usted calcula el aumento porcentual del precio de la gasolina en todos los países del mundo desde la época en la que Gustavo Petro empezó a subirle en Colombia, va a encontrar que el único que nos supera es Haití, donde las protestas por ese aumento terminaron convirtiéndose en una guerra civil, y el único que se nos acerca por debajo es Nigeria, donde las protestas por ese aumento han dejado decenas de muertos y más de mil presos.


Eso quiere decir que, en materia del precio de la gasolina, ningún gobierno está tan sometido como el de Colombia y ningún pueblo lo ha aceptado de forma tan dócil como el nuestro.
Las normas, datos, fuentes y cálculos de este video, que están disponibles en la página soberania.co, pueden servir para que usted le haga muy buenas preguntas a Petro, Uribe, Vargas, López, Fajardo y sus socios políticos, que ahora están volviendo a aparecer en nuestros barrios y nuestras redes sociales buscando votos para las elecciones del año entrante.
Sin embargo, las preguntas más importantes son las que tenemos que hacernos nosotros mismos
- ¿Por qué los millones de colombianos que nos movemos en motos, carros y buses que funcionan con gasolina no hemos salido a protestar en contra de este golpe a nuestro bolsillo?
- ¿Será que nos equivocamos en el 2021, cuando salimos a protestar para defender las cosas que nos interesan, o será que más bien nos estamos equivocando ahora, cuando no protestamos pensando que ellos van a defender esas cosas por nosotros?
- ¿Por qué ellos son capaces de esparcir tantas mentiras sin sonrojarse en la televisión, la radio y los periódicos, pero a nosotros nos da pena difundir una verdad en nuestros estados, perfiles o conversaciones?
Así como cada centavo que nos sacaron fue sumando hasta llegar a $23,7 billones, cada persona con la que usted comparta esta reflexión puede sumar para cambiar las cosas.
Ítem | Unidad | Descripción | ¿Fuente externa? |
$/gal ’25 | USD | Precio de un US Gallon de gasolina el 13 de enero de 2025 | Global Petrol Prices archivado |
$/gal ’22 | USD | Precio de un US Gallon de gasolina el 26 de septiembre de 2022 | Global Petrol Prices, archivado y convertido desde litros |
Δ $/gal % | % | Variación del precio de un US Gallon de gasolina entre el 26 de septiembre de 2022 y el 13 de enero de 2025. | |
p’ 23 | Mb/d | Producción de petróleo y otros líquidos, 2023 | Administración de Información Energética de EE. UU. |
c ‘23 | Mb/d | Consumo de petróleo y otros líquidos, 2023 | Administración de Información Energética de EE. UU. |
p-c 23′ | Mb/d | Nivel de autosuficiencia expresando en producción menos consumo, 2023 | |
GDP pc | USD | Producto Interno Bruto per cápita en dólares corrientes | Banco Mundial |