Petro volvió a hablar de reducir el hambre y de soberanía alimentaria, esta vez desde el G20, en Brasil. Veamos, más allá de las redes sociales y los discursos, qué tanto ha hecho su gobierno por reducir esta problemática y aumentar la autosuficiencia alimentaria en Colombia:
Gráfica elaborada por Andrés Bodensiek, con cifras del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (ONU).
Las cifras hablan por sí solas. Hoy, luego de dos años y tres meses de la llegada del gobierno de Gustavo Petro, el 36,5% de los hogares en Colombia pasan hambre. La cifra más alta después de la pandemia. En línea con este diagnóstico, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) calcula que, en 2023, nuestro país fue el segundo más pobre de América Latina. Según ese organismo internacional, la pobreza (otro sinónimo de inseguridad alimentaria) afectó el año pasado a más de 30% de la población.
En un artículo anterior cuestioné el cambio de metodología de la medición de las cifras del hambre por parte del Dane. Reseñé la disparidad que había entre las cifras resultantes de esa metodología comparada con la del Programa Mundial de Alimentos y su herramienta, el Mapa del Hambre en Vivo, que monitorea en tiempo real estas cifras y las actualiza casi a diario.
También mencioné en ese entonces que la nueva metodología del Dane está encaminada a continuar con la focalización como herramienta de política pública, al igual que lo hicieron todos los gobiernos pasados: atender solo a los más pobres entre los empobrecidos, un camino opuesto al de la universalización del derecho humano a la alimentación.
Es imposible implementar políticas públicas asertivas y con impacto si la línea de base no corresponde, o se acerca lo más posible, a la realidad. Para Gustavo Bolívar, uno de los principales tomadores de decisiones en esta materia, el número de afectados se reduce a siete millones. ¿De dónde salen sus cifras si ni siquiera el Dane las estima tan bajas?
El investigador de la Universidad Nacional, Daniel Castillo, también ha estudiado las cifras de la inseguridad alimentaria y ha publicado varios artículos al respecto. En el último, alerta sobre la persistente desinformación en esta materia y señala, a manera de llamado al gobierno nacional, lo siguiente:
“En Colombia se necesita un compromiso serio y palpable por articular productiva, comercial y redistributivamente el alimento saludable, nutritivo y culturalmente apropiado en el país, para el acceso de todos. Si de cambio se trata, es hora de dejar de posponer la crisis alimentaria nacional como lo hicieron los gobiernos pasados. No podemos esperar 2 años más para ver resultados concretos, mientras en 2023 se reportó la muerte por desnutrición de 246 niños”.
El panorama actual y la extraña situación con las cifras del PMA
La respuesta a este tipo de reclamos y de aquellos de quienes nos oponemos a la forma ineficiente y relegada como se ha gestionado la crisis humanitaria del hambre en el país es el recorte de 400.000 millones pesos al Programa Hambre Cero en el presupuesto del 2025.
De igual forma, en días recientes luego de un debate de control político a la vicepresidenta Francia Márquez en el Congreso, en medio de las conocidas denuncias por la escasa ejecución presupuestal, se conoció que el Ministerio de Igualdad tiene 270.000 millones para el Programa Hambre Cero, que siguen sin llegar a las personas a las que debería aliviar.
La actual situación en La Guajira y Chocó, donde, además de tener el agua al cuello, los habitantes tienen que lidiar con la violencia estatal como lo denunció en el Congreso la líder Jazmín Romero Epiayú esta semana. Son zonas donde el conflicto, corrupción e ineficacia gubernamental obstaculizan la reducción de la pobreza y son ejemplos claros de la precaria situación que se vive en la Colombia profunda durante el actual gobierno.
Hace un año la entonces directora de Prosperidad Social anunció transferencias directas a 324.000 nuevos hogares en el marco del programa Hambre Cero que contaba con 400.000 millones y se supone que impactarían a dos millones de hogares en total. ¿En qué va este programa luego de que el actual director de esta entidad, Gustavo Bolívar, anunciara que acabaría todo tipo de subsidio porque en su opinión “no sacan a nadie de la pobreza y tienen que acabarse”?
Para cerrar, hay algo preocupante que viene sucediendo con la citada herramienta del Programa Mundial de Alimentos. Por tratarse de un software que reporta información en tiempo real resulta extraño que, contrario a la información de resto de países allí reportados, la de Colombia no se actualice desde principios de noviembre. Surge otra pregunta adicional ¿Por qué el PMA dejó de reportar las cifras sobre desnutrición infantil crónica y aguda? Ojalá este organismo internacional pueda actualizar estas cifras o responder qué sucede.
Con el paso de las semanas salen a la luz pública nuevos escándalos de corrupción en el alto gobierno que parecen mostrar una intensión explicita de algunos funcionarios de aprovechar su cuarto de hora y entrar a saco contra el erario.
Queda claro que, en materia de reducción del hambre, Gustavo Petro y su gobierno tienen muchos discursos y grandilocuencia, pero muy pocos resultados.
Columna de opinión tomada de La Silla Vacía.
Publicada el 2 de diciembre de 2024.