7 décadas de agresiones imperialistas contra Irán

El imperialismo ofrece sometimiento económico y político o hostigamiento y agresiones militares. Es la naturaleza de esta etapa histórica del capitalismo donde los conflictos vienen mayormente explicadas por la competencia entre potencias o por la presión de estas hacia pueblos más débiles, siempre en busca de recursos naturales energéticos, mercados para aliviar su superproducción y/o zonas de inversión que garanticen la mejora de la tasa de ganancia.

En el último análisis sobre la situación internacional del periódico Soberanía, propusimos una radiografía de las contradicciones internas y externas del imperialismo norteamericano y advertimos cómo desde Washington se reiniciaba la política de “Máxima Presión” contra Irán y el alcance de esta en función del giro hacia Asia pacífico. Los ataques recientes sobre Irán nos dan la oportunidad de profundizar el análisis sobre la política imperialista estadounidense en la región.

1953: Un golpe de Estado por el control del petróleo iraní

El historial de ataques de Estados Unidos contra Irán empezó con el Golpe de Estado de 1953, después de que el primer ministro iraní Mohammad Mosaddeq, considerado padre del nacionalismo secular iraní, aprobó el aumento de la participación del Estado en las rentas petroleras.

Con el golpe, Washington y Londres se aseguraron de consolidar y fortalecer el sistema monárquico autoritario en cabeza del Shah Mohamed Reza Pahlavi, eliminando partidos independientes e imponiendo una represión sistemática a los opositores con asistencia de la CIA y el Mossad [1].

Se redujo el rol del otrora robusto y pluralista parlamento que había designado al primer ministro y se reversó la nacionalización petrolera que este organismo había impulsado. Además, Washington se garantizó un socio geopolítico contra la Unión Soviética y un importante reconocimiento político para Israel a nivel regional. En ese contexto, entre 1967 y 1978, Washington garantizó el desarrollo del programa nuclear de Irán, intercambiando por petróleo toda la asistencia científica, financiamiento y tecnología para la construcción y operación de 23 centrales nucleares [2].

Tras 26 años de monarquía, la revolución de 1979 unificó el sentimiento antimonárquico y antiimperialista, reflejado en multitudinarias y pluralistas manifestaciones y huelgas por todo el país hasta la caída del Shah. Bajo el liderazgo del Ayatolá Ruhollah Jomeini, un referéndum proclamó la República Islámica.

1980: Retaliaciones contra la Revolución Islámica

La respuesta del pueblo persa produjo las hostilidad estructural de Estados Unidos por las décadas siguientes: desde el comienzo se impusieron bloqueos y sanciones económicas (1979) y se le hostigó militarmente con una guerra de 8 años a través de Irak, en cabeza de Saddam Hussein, en la cual incluso se usaron armas químicas contra los iraníes.

La victoria de la revolución Islámica de 1979 produjo también el resquebrajamiento de las relaciones entre Irán e Israel, principal proyecto estadounidense en esa región. Así, durante la invasión israelí al Líbano (1982) que pretendía la expulsión de la Organización para la Liberación Palestina (OLP), la población chiita del sur del país sufrió desplazamientos masivos, bombardeos indiscriminados y masacres.

Irán, centro del islam chiita, respondió con el auspició y sostenimiento de Hezbollah, que evolucionó de una milicia insurgente a actor político-militar para resisitir la ocupación ilegal del ejercito israelí, que se retiró parcialmente en el año 2000 y cuya presencia y ataques provocarían en 2006 la Segunda Guerra del Líbano. [3]

El relato de la amenaza nuclear Iraní

En los años 90 la hostilidad norteamericana creció en función de la rivalidad con Israel, que advertía a través de su lobby en Estados Unidos, el “peligro existencial” que le representaba Irán por la presunta producción de armas nucleares. Desde Washington con órdenes ejecutivas y leyes del Congreso se ampliaron las sanciones a Teherán penalizando las inversiones en el sector energético a pesar del “diálogo de civilizaciones” que había propuesto la administración reformista de Mohammad Jatamí.

Tras el 11/S, Estados Unidos elevó el nivel de amenaza sobre Irán, incluyendo a este país en el “Eje del Mal” y acusándolo junto a Irak de poseer armamento nuclear. El gobierno Bush incluso rechazó la oferta iraní para firmar un “ Gran Acuerdo/ Grand Bargain ” (2003) que incluía inspecciones completas e intrusivas por parte Agencia Internacional de Energía Atómica, desmovilización de Hezbollah, reconocimiento de Israel y aceptación de la Iniciativa de Paz Árabe de 2002 basada en una solución de dos Estados, entre otras [4] .

La Casa Blanca no solo ignoró la propuesta, como confirmó Lawrence Wilkerson (jefe de gabinete de Colin Powell), sino que presionó a la delegación de Suiza que fungió de intermediaria para que cesara su labor [5] . Las acusaciones sobre armamento nuclear derivaron en 6 resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU entre 2006-2010: desde congelación de activos a individuos y empresas hasta embargo sobre armas convencionales, restricciones financieras e inspecciones comerciales obligatorias.

Las sanciones se siguieron imponiendo incluso después de que el National Intelligence Estimate (NIE) de 2007, una evaluación estratégica elaborada por la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos, desacreditara la narrativa propuesta por Washington y Tel Aviv sobre la inminencia de una bomba nuclear iraní [6] .

En 2015 Irán se acogió al Acuerdo nuclear (JCPOA o Joint Comprehensive Plan of Action) con el P5+1 (EE. UU., Reino Unido, Francia, Rusia, China + Alemania), donde Teherán se comprometía a un control estricto por parte de autoridades internacionales a cambio del levantamiento de sanciones económicas, pero Estados Unidos nunca cumplió del todo con el levantamiento de sanciones económicas sobre Teherán, manteniéndola desconectada del sistema SWIFT, se le impusieron nuevas sanciones por programas de armas convencionales y presuntas violaciones de derechos humanos [7] .

Finalmente, en 2018 la primera administración de Trump rompió unilateralmente el acuerdo, restaurando la totalidad de las sanciones y retomando la política de garrote y “Máxima Presión” que derivó en el asesinato en territorio iraquí del general Qassem Soleimani (2020), comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) [8] .

Sobre el caso, el entonces Relator Especial de la ONU sobre Ejecuciones Extrajudiciales, Agnes Callamard, declaró:

“ El asesinato del general Soleimani fue ilegal y violó el derecho internacional humanitario y los derechos humanos. Estados Unidos no proporcionó pruebas suficientes de que existiera una amenaza que justificara el ataque .”

Entre la comunidad de juristas e internacionalistas hay un claro consenso catalogando ese hecho como un asesinato selectivo: “ El ataque fue un acto de guerra ilegal… No hay base legal para matar a funcionarios de alto rango en tiempo de paz. ” (Mary Ellen O’Connell, Notre Dame Law School, EE. UU.).

Esa misma conducta ilegal guió los recientes bombardeos de Estados Unidos e Israel sobre mandos militares, científicos y población civil iraní, en medio de unas negociaciones diplomáticas y violando la Carta de la ONU art. 2(4), Resolución 3314 (Definición de Agresión), el Estatuto de Roma, la Resolución 3314 (XXIX) de la ONU (1974) y aún más grave, el Protocolo I art. 56, de la Carta de la ONU que prohíbe bombardear instalaciones nucleares.

Como se ha constatado, Irán ha sido un objetivo constante de los ataques imperialistas de Estados Unidos. Sin embargo, las razones de esa hostilidad han evolucionado cualitativamente. Hay elementos para concluir que ya no se trata de un mero interés centrado en los recursos energéticos o de una confrontación regional con Israel por el asunto nuclear. En el siguiente apartado exploraremos los últimos acontecimientos y el papel de Irán en el marco del conflicto geopolítico más amplio entre Estados Unidos, China y Rusia.

[1] Sobre la historia del Golpe vale la pena revisar All the Shah’s Men: An American Coup and the Roots of Middle East Terror de Stephen Kinzer (2003)
[2] Ver National Security Archive, » The United States and Iran: Arms and Nuclear Cooperation, 1950s–1970s » .
[3] Ver Fisk, R. (2001). Pity the nation: Lebanon at war (3rd ed.). Oxford University Press.
[4] Ver Washington Post, artículo de Glenn Kessler (2006): “Iran Proposal to U.S. Offered Peace with Israel” . Y en la BBC, “US ‘rejected Iran’s 2003 offer’” , 2006.
[5] Ver «Treacherous Alliance» (Parsi, 2007) y «Manufactured Crisis» (Porter, 2014)
[6] Ver “Bombs” de Steve Coll, 2007 en The New Yorker
[7] SWIFT. (2016, January 18). Update on Iran sanctions agreement . SWIFT.
[8] P rincipal responsable de las derrotas en combates terrestres del ISIS/Daesh en Iraq y Al Qaeda (Frente Al Nusra) en Siria y Yemen.

Imagen de Julio Peluffo

Julio Peluffo

Geopolitical Data Analyst. PhD economics student. / Analista de Datos Geopolíticos. Estudiante de doctorado en economía.

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